Aunque todavía faltan algunos días para cerrar el mes, agosto se perfila para terminar como la primera ocasión desde marzo en la que el BCRA no le envió pesos al Tesoro. La transferencia de $500.000 millones que realizó la Secretaría de Finanzas el miércoles de la semana pasada llevó a negativo el saldo mensual: no solo no hubo asistencia directa al fisco sino que incluso quedó en un negativo de $250.000 millones. La maniobra había sido anticipada por el ministro de Economía, Sergio Massa, y en realidad tuvo saldo neutro desde lo monetario, ya que los bancos desarmaron Pases por $720.000 millones ese mismo día e ingresaron a la licitación del Tesoro. Con ese dinero, el Gobierno le devolvió al BCRA.

Es decir, las entidades financieras decidieron sacar esa cantidad de la tasa de interés que reciben por los Pases activos a un día, por los cuales el BCRA les paga una tasa de 140%. Ese movimiento fue expansivo desde lo monetario. Pero enseguida introdujeron ese dinero en los instrumentos que ofreció el Tesoro en la última licitación del mes, que terminó con una renovación de vencimientos extraordinaria: logró cancelar las obligaciones de esa semana y se quedó con un extra de $722.000 millones, llevando el rollover del mes al 200%.

El Tesoro tomó buena parte de esos pesos y los devolvió al BCRA a través de una cancelación de adelantos transitorios, lo que resultó en una operación contractiva que compensó la retirada de los bancos desde los Pases activos.

Lo explicó el director de Consultora Ledesma, Gabriel Caamaño Gómez: "Massa anunció la cancelación de adelantos transitorios por $500.000 millones al BCRA el día de integración de la última licitación, lo que resultó contractivo. Y esa integración de la licitación se tradujo en buena parte en un desarme de Pases, lo que fue expansivo porque fue contra liquidez bancaria. Ergo, el efecto monetario sería neutro. Claramente, el financimiento neto en la licitación del 18 de agosto, que se integró el 23 de agosto, lo pusieron los bancos desarmando posiciones de Pases".

La maniobra oficial sirve, sin embargo, para acercarse al cumplimiento de la meta monetaria impuesta por el FMI. Hasta la quinta y sexta revisión, el organismo exigía envíos al Tesoro por no más de $883 millones al 31 de diciembre. El Gobierno, recién entrado en agosto, había sobrepasado por mucho esa marca y se había estirado hasta los $2,2 billones. El FMI aflojó el objetivo hasta $1,2 billón y Finanzas devolvió $500.000 millones, dejando la cuenta en $1,7 billón. Con todo, aún continúa bien por encima de la meta y la expectativa a partir de la estacionalidad del gasto y las elecciones es que las necesidades de financiamiento crezcan.