La alta comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, llamó a la comunidad internacional a actuar para prevenir el deterioro de los logros democráticos y los derechos humanos en Birmania. "Urjo a la comunicad internacional a solidarizarse con el pueblo de Birmania en este tiempo, y a todos los Estados con influencia a tomar medidas para prevenir el deterioro de los frágiles logros en el ámbito de la democracia y los derechos humanos conseguidos por Birmania durante su transición del Gobierno militar", dijo citada en un comunicado de su oficina. Bachelet afirmó que está "gravemente preocupada por la situación que tiene lugar en Birmania tras la retirada del Gobierno civil y la detención arbitraria de decenas de líderes políticos, defensores de derechos humanos, periodistas, activistas y otros por parte de los militares", y llamó a ponerlos en libertad. La alta comisionada de la ONU para los DDHH también apuntó a unos "informes alarmantes sobre acoso y ataques a periodistas, así como sobre restricciones en internet y las redes sociales". Todo esto "restringirá el acceso a la información y la libertad de expresión en este momento crucial y aterrador para el pueblo de Birmania". El lunes los militares birmanos, que habían gobernado el país asiático durante décadas, dieron un golpe de Estado, y decretaron por un año el estado de emergencia. El hasta hoy presidente birmano, Win Myint, y la consejera de Estado y Premio Nobel de la Paz 1991, Aung San Suu Kyi, fueron detenidos, al igual que varios legisladores, altos cargos regionales y dirigentes de la Liga Nacional para la Democracia (LND, partido gobernante). El vicepresidente primero Myint Swe, convertido en mandatario en funciones, anunció el traspaso de plenos poderes al comandante en jefe del ejército, general Min Aung Hlaing. El golpe militar, que sigue a las denuncias de un fraude masivo en las elecciones de noviembre pasado, se produjo unas horas antes de la primera sesión del nuevo Parlamento, que estaría dominado por la LND.