Boca Juniors, que cuenta entre su plantel a su capitán Marcos Rojo - quien está suspendido-, tiene previsto viajar este miércoles a Río de Janeiro. Una vez allí, el equipo disputará la final de la Copa Libertadores que se llevará a cabo el próximo sábado en el legendario Estadio Maracaná, enfrentándose al equipo brasileño Fluminense. La partida hacia la ciudad carioca se iniciará desde el campo de entrenamiento del club, situado en Ezeiza, desde donde tomarán un vuelo charter a las 14.30.

Incluso a pesar de las barreras que representan la suspensión de Rojo y la reciente operación de los ligamentos cruzados del santiagueño Exequiel Zeballos, el plantel de Boca se mantendrá unido durante su estadía en Río de Janeiro. El conjunto argentino establecerá su base en el hotel Hilton Barra, en la región de Barra de Tijuca, a considerable distancia del Maracaná donde tendrá lugar la final el próximo sábado a las 17.

Durante su estancia en Río de Janeiro, el calendario de Boca estipula entrenamientos para los días jueves y viernes por la mañana en el Moacyr Barbosa, campo propiedad del Vasco da Gama. Este recinto deportivo se halla a tan solo cuatro kilómetros del hotel donde la delegación argentina estará alojada. Los miembros de la prensa y los fotógrafos tendrán acceso a las prácticas del equipo durante los primeros 15 minutos.

Conmebol ha asignado para Boca el predio de entrenamiento del Vasco da Gama, un espacio que aunque no muy grande, cuenta con dos campos de entrenamiento y todas las instalaciones necesarias para que el equipo liderado por Jorge Almirón pueda desarrollar su trabajo sin inconvenientes. Posteriormente, el viernes por la tarde, en torno a las 18, el equipo argentino realizará un reconocimiento del campo de juego. Tras este procedimiento, el entrenador Xeneize y uno de los futbolistas ofrecerán una conferencia de prensa previa a la final.

La final de la Copa Libertadores de América entre Boca y Fluminense está programada para el próximo sábado a las 17 en el estadio Maracaná de Río de Janeiro. Este encuentro contará con el arbitraje del colombiano Wilmar Roldan, y el chileno Juan Lara a cargo del VAR. Boca Juniors se alzó con la Copa Libertadores en seis oportunidades, la última vez en 2007, mientras que Fluminense, su adversario en la final, nunca ha logrado obtener el trofeo más prestigioso a nivel de clubes en Sudamérica.