La comunicación es un pilar fundamental en cualquier relación, y entender cómo funciona puede ser clave para evitar malentendidos.

La fórmula 7-38-55, popularizada en redes sociales, nos ofrece una perspectiva interesante sobre el peso de los gestos y el tono de voz frente a las palabras.

 

 

Por qué 7-38-55

Esta fórmula se originó en los años 60, gracias al psicólogo Albert Mehrabian, quien demostró que:

 

solo un 7% de la interpretación de un mensaje depende de las palabras, el 38% se basa en el tono de voz y un 55% en la expresión facial.

 

El amor no es solo palabras

En el contexto de las relaciones de pareja, esta fórmula nos enseña que no basta con decir las palabras correctas; es crucial que nuestro lenguaje corporal y tono de voz sean coherentes con lo que queremos transmitir.

Por ejemplo, un "estoy bien" puede tener significados opuestos dependiendo de si se dice con una sonrisa o con los brazos cruzados y un tono apagado. La clave está en la coherencia entre lo que decimos y cómo lo decimos.

Sin embargo, es importante recordar que la fórmula 7-38-55 no es una regla universal. Mehrabian mismo ha señalado que sus hallazgos se aplican principalmente a situaciones de comunicación emocional.

No podemos esperar que esta proporción funcione en contextos como una clase de matemáticas o una conversación técnica.

A pesar de las críticas sobre la simplicidad del modelo y la limitación del experimento original, la fórmula nos deja una lección valiosa: la importancia de la coherencia en la comunicación emocional.

En resumen, más allá de las cifras exactas, la fórmula 7-38-55 nos recuerda que en las relaciones sentimentales, los gestos, el tono y las palabras deben ir de la mano.

Mostrar apertura, mantener contacto visual y cuidar la entonación puede ser tan importante como elegir las palabras adecuadas. Al final del día, lo que realmente importa es que el mensaje que queremos transmitir sea recibido de la manera que deseamos.