En Sacramento, California, un Mustang de 1966 dejó atrás su motor naftero para transformarse en un eléctrico puro gracias a Calimotive, un taller dedicado a reciclar y vender piezas de Tesla. El resultado fue tan llamativo que la propia automotriz elogió la creación en sus redes.

"El proyecto nació de vender componentes a otros. Durante años vimos clientes que armaban sus propias conversiones y un día pensamos: ¿por qué no hacer nosotros una, pero con un clásico?", explicó Yaro Shcherbanyuk, dueño de Calimotive.

Según contó a Business Insider, el auto partió de un Mustang deteriorado que compró en 2022 por unos USD 10.000. La tarea llevó casi dos años de trabajo junto a su padre y su hermano, con un costo total de alrededor de USD 40.000.

La conversión consistió en injertar el chasis delantero y trasero de un Tesla Model 3, además de su batería completa recortada en tres secciones para que encajara en la carrocería del Ford. "Es prácticamente el ‘skateboard’ de un Model 3, pero cortado para que calce en la distancia entre ejes del Mustang", explicó.

El interior mezcla pasado y presente: los asientos provienen de Tesla e incluyen calefacción y refrigeración, pero las ventanillas todavía se bajan con manija. El clásico tablero de los años 60 convive con la pantalla de 15 pulgadas que controla funciones y actualizaciones de software.

El auto mantiene el conjunto de cámaras externas, lo que le permite usar Autopilot y la versión supervisada de Full Self-Driving. Shcherbanyuk reconoció que lograrlo fue lo más complejo: "La mayor dificultad fue hacer funcionar el Full Self-Driving, nos llevó miles de kilómetros de calibración y mucho ensayo con la colocación de las cámaras". Por el momento, el sistema tampoco opera de noche debido a un problema técnico con los faros que aún deben resolver.

La adaptación permite cargar el Mustang eléctrico en cualquier estación de Tesla. En una prueba, la pantalla mostró 312 km de autonomía (194 millas) con un 80% de batería, lo que sugiere una autonomía total cercana a los 390 km, en línea con la eficiencia de un Model 3.

Aunque algunos puristas lo consideraron un sacrilegio contra un ícono norteamericano, la mayoría de las reacciones fueron entusiastas. El dueño de Calimotive ya recibió pedidos de conversión y no descarta repetir la experiencia: "La gente no dimensiona cuánta mano de obra lleva hacer algo así".