"Vas a ser millonario si pensás como millonario", dice Matías Cardozo, el influencer argentino autodenominado "Colo Masivo" que ganó popularidad haciendo trading y ahora vende cursos, frases motivacionales y un modelo de vida aspiracional. Él mismo se muestra en un Lamborghini, rodeado de jóvenes entusiastas con el celular en mano, hablando de libertad financiera. Pero la historia no termina en reels de Instagram. La promesa es una: "Podés vivir viajando, ganar dinero desde el celular y ser tu propio jefe". Cardozo es discípulo de Amadeo Llados, un influencer español que allanó el camino para todos los demás.

Y como ellos hay muchos: Javier Ferrer, empresario "que transmite su experiencia vivida" y posee más de 1,4 millón de seguidores en Instagram, se posiciona como un ser superior al decirles "hola, normales" a sus seguidores. Por su parte, Ramiro Cubría, quien cuenta con 380.000 seguidores, desestima los estudios universitarios y propone "salir de la matrix".

"Ellos van en contra del que estudia, del que se esfuerza, de generar valor en alguien. Hablan solo de lujos y entienden que el esfuerzo se tiene que centrar en lo que ellos te dicen, como levantarte a la madrugada y hacer gimnasia de cierta manera", reflexiona Maximiliano Firtman, licenciado en sistemas que acuñó el término "ponzidemia", ante la Agencia UNQ. Pero ninguno de ellos muestra la letra chica: denuncias de estafa, pedidos de querella colectiva y testimonios de personas que lo perdieron todo.

Entre los requisitos para tener éxito, además de "cambiar la mentalidad", está una rutina exigente de levantarse a las 5, hacer ejercicio, meditar y repetir afirmaciones delante del espejo, entre otras tantas exageraciones. Lo que venden estos cryptobros no es solo un horario, es una identidad.

Sin embargo, un estudio realizado por la Universidad de Westminster apunta que despertarse antes de las 7.21 conlleva un aumento notable en los niveles de cortisol, la hormona del estrés. ¿El resultado? Mal humor, falta de concentración y ansiedad.

"Mientras piensas que eres ultraproductivo porque te levantas a las 4, lo único que te está gritando tu cuerpo es que lo dejes descansar, señala la divulgadora científica Marta Hallo, y subraya: "Dormir bien es el nuevo lujo. Hazte rico ahí primero".

¿Es una salida laboral real?

¿Lo que nos venden da posibilidades reales de tener éxito? Bueno... depende de qué se entienda por "real". Si hablamos de ingresos estables, protección social, tiempo libre y desarrollo profesional, la respuesta es un rotundo no. En general, estos perfiles ganan dinero no por hacer trading sino por vender cursos a otras personas que quieren hacer trading. La promesa suele apoyarse en estrategias similares a las de los esquemas piramidales: "Hacete rico ayudando a otros a hacerse ricos". Eso es lo que, según asegura Cardozo, lo llevó a ganar USD130.000 mensuales. Juan Mondino, otro de los cryptobros más populares, afirma embolsar USD106.000 por mes. Según Llados, su ingreso mensual es de 500.000 euros.

Todo parece ideal, porque además de ganar ese dinero disfrutan "la vida que soñaron". "En forma, sin vicios, con la vida que siempre soñé, viajando por el mundo en yates privados y andando en Lamborghini con 21 años", asevera Mondino. "Si no tenéis la vida que queréis, máquinas, es porque no sabéis cómo funciona el mundo", presume Llados. No obstante, ninguno de ellos mostró pruebas fehacientes sobre sus ingresos (solo relojes, viajes, autos o departamentos que bien podrían ser una fachada) y tampoco se sabe si esas ganancias proviene del trading o de la venta de cursos.

Llados cobra hasta USD1.800 por mentoría, aunque gran parte de sus ingresos parece provenir de las comisiones que generan sus referidos. Mondino cobra USD800 por curso. El curso "sala comunidad" que ofrece Matías Cardozo, una charla motivacional para "que empieces a escapar del sistema", cuesta USD50 por mes.

En un escalón superior está el "curso sala" ("una formación donde no aprenderás solo a cambiar tu identidad por completo sino también a crear un negocio de cero") para el que hay que pagar USD900 por mes, USD1.500 por tres meses y USD2.500 por seis meses.

Los datos duros muestran otro panorama. Un estudio de Cinco Días, en España, reveló que la mayoría de los jóvenes que se aboca al trading lo hace para complementar ingresos, no como ingreso principal. Y casi la mitad reconoce haber perdido dinero en alguna operación.

El lado B de los cryptobros

Mientras presumen de que "hay niveles" y que dejaron de "vivir como plebeyos" gracias al trading, las redes sociales y la Justicia se inundan con denuncias y quejas contra estos fenómenos. Es que, en realidad, muchos de estos "gurúes" explotan la frustración económica y la ansiedad de jóvenes precarizados, ofreciendo un rescate individualista frente al miedo colectivo.

La realidad es que, a veces, ni ellos saben qué venden. "Nunca se entiende muy bien de qué se trata e incluso ellos mismos tampoco lo saben. Por ejemplo, empecé una de mis investigaciones acerca de la ponzidemia con una chica que apuntaba a un público femenino de entre 25 y 35 años. Como no tenía experiencia en nada de lo que ofrecía, lo que hacía era replicar la fórmula que le explicaron cuando compró el curso", reveló Firtman.

El sociólogo Ezequiel Gatto encuadra en Página/12 el fenómeno de estos jóvenes que venden cursos con "la evidente crisis de la sociedad salarial, que hace que las posibilidades de conseguir dinero para vivir ya no estén dadas por las formas salariales tradicionales, por lo cual hay que trabajar de otra cosa, como emprendedor o cuentapropista".

En España, más de mil personas presentaron una querella contra Llados por estafa piramidal y delitos de odio, de acuerdo con lo consignado por Infobae. Un hombre de 32 años confesó ante Diario As que vendió sus dos autos y sacó un crédito para pagar los cursos del influencer. Actualmente vive en la indigencia, durmiendo en su auto o en la playa y buscando comida en contenedores.

Solo en octubre de 2024, fueron denunciadas estafas piramidales masivas en las localidades de Esquel (Chubut) y Casilda (Santa Fe), ambas por otra plataforma llamada Peak Capital. Una de las aristas más preocupantes de esta problemática es la participación de menores. Hay perfiles de niños de 10, 11 y 12 años que siguen el mismo modelo e incentivan a otros a usar el dinero de sus padres para "invertir".

A cuidarse de la ponzidemia

Las víctimas de estos fraudes no solo pierden dinero sino también la confianza en sí mismas y en los demás. Muchos terminan endeudados y con la sensación de haber sido traicionados por quienes admiraban. Para protegerse de esto te recomendamos:

Educación financiera: aprender a identificar promesas irreales y entender los riesgos de invertir. Escepticismo saludable: desconfiar de aquellos que prometen éxito rápido sin esfuerzo. Verificación: investigar a fondo cualquier oportunidad de inversión y buscar la opiniones. Denuncia: reportar esquemas sospechosos a las autoridades competentes.