Cuando predomina el miedo a lo que aún no sucede
La aprensión es cada vez más común entre la población
¿Somos aprensivos? En un primer momento quizá simplemente respondamos que no, pero cuando indagamos un poco más en las sensaciones que provoca esta emoción, sobre todo desde la perspectiva de la filosofía estoica, entonces nuestra opinión puede cambiar.
Pandemias, cambio climático, deterioro del nivel de vidaà ¿Se puede culpar a alguien de ser aprensivo en estos tiempos caóticos? Lo cierto es que este estado emocional es cada vez más común entre la población, si bien se sigue considerando una actitud negativa ante la vida.
La aprensión es un estado emocional caracterizado por el miedo a sufrir daños o enfermedades. No es una fobia específica, sino un estado de temor constante que afecta a la toma de decisiones, las relaciones sociales y, en general, al día a día. Una persona aprensiva suele sentir una preocupación excesiva acerca de posibilidades; es miedo a que ocurra algo malo en el entorno, tanto a ellos mismos como a sus seres queridos.
¿Qué hay detrás de una persona aprensiva? Teme continuamente que pueda suceder algo malo. Preocupación excesiva: la calidad de vida de las personas que están constantemente preocupadas por las relaciones puede verse seriamente perjudicada. Ansiedad por la perturbación con la que viven: puede comprometer gravemente su bienestar, tanto en el ámbito privado como en los intercambios sociales y laborales.
Miedo a contagiarse, a contraer enfermedades, obsesión por consultar de manera constante Internet para comprobar si las molestias que se experimentan son síntoma de algo graveà La ansiedad por enfermedad se manifiesta en los últimos tiempos con mayor frecuencia, tanto es así que son muchas las personas que ven su vida limitada y dominada en exclusiva por esa aprensión.
Es fácil confundir aprensión y ansiedad, pues en ambas predomina el miedo y la evitación de situaciones que aún no suceden. No obstante, su principal diferencia es la gravedad y el grado de afectación que producen en la vida cotidiana. A menudo, ser aprensivo se convierte en sinónimo de ansiedad. Concretamente, la aprensión es una ansiedad sólida, fruto de un cálculo y de una clara visión de la situación, consciente de lo que puede salir mal. Aun así, la aprensión es una dimensión mucho más racional que la ansiedad, que es generalmente el miedo a algo que no es actual.
De acuerdo con los estoicos, un ser es aprensivo cuando tiene dificultad para relacionarse con los retos del mundo. Por ejemplo, si le cuesta trabajo dejar ir algo que sucedió en el pasado, si siente miedo constante, si no sabe relacionarse con gente sin juzgarla, por nombrar algunos ejemplos. Esto es particularmente común en un mundo como el nuestro hoy en día, donde los retos son infinitos y están constantemente presentes.
Para el pensamiento estoico, esta tendencia a sentirnos muy estresados cada vez que nos encontramos con los retos de la vida y que nos vuelven personas aprensivas tiene que ver con la ilusión de control bajo la cual vivimos. Con la sensación de que nosotros tenemos que tener control de todo lo que pasa en el mundo, lo cual es francamente imposible, podemos perder mucha energía mental y también física intentando mantener el caos bajo nuestro control. Por lo mismo, para los estoicos existen algunas claves que pueden ayudarte a dejar ir esa sensación y a ser menos aprensivo.
La aprensión, aunque problemática cuando es excesiva, es una respuesta adaptativa en situaciones concretas. Siguiendo su guía, es posible prevenir escenarios negativos o que amenacen la integridad de la persona. Su aspecto negativo es que a veces se tiene una percepción distorsionada de cuáles son esos peligros y de su gravedad. Ahora bien, si la aprensión se cronifica y produce un deterioro de la vida cotidiana, hablamos de trastorno de ansiedad. En ella, las situaciones que causan preocupación no suponen un peligro real.
Como todo cambia, solo nos queda vivir el presente, decía Sergey Peterman. La vida es un ciclo en el que todo viene y va, en que nada es para siempre y todo está en un constante estado de cambio y caos. Ante esta realidad, ser aprensivo solo causa malestar, pues nadie tiene control sobre lo que sucede en la naturaleza sin nuestra intervención.
"Érase una vez, en la ciudad de Bagdad, un criado que servía a un rico mercader. Una mañana, el criado se dirigió al mercado para hacer la compra. Pero esa mañana no era como todas, porque vio a la Muerte en el mercado y la Muerte le hizo un gesto. Aterrado, el criado volvió a casa.
-Amo -le dijo-, déjame el caballo más veloz. Esta noche quiero estar muy lejos, en la remota ciudad de Ispahán.
-Pero, ¿por qué quieres huir?
-Porque he visto a la Muerte en el mercado y me ha hecho un gesto de amenaza.
El mercader le dejó el caballo; y el criado partió para pasar la noche en Ispahán. Por la tarde, el amo fue al mercado, y, también vio a la Muerte.
-Muerte -le preguntó- ¿por qué has hecho un gesto de amenaza a mi criado?
-¿Un gesto de amenaza? -contestó la Muerte- No, ha sido un gesto de asombro. Me ha sorprendido verlo aquí, tan lejos de Ispahán, porque hoy por la noche debo llevarme en Ispahán a tu criado".