Cuatro operas primas de carreras notables en Max
Hay cineastas que demuestran su capacidad y talento desde su primera película. Aquí tiene cuatro ejemplos de la grilla de Max que corroboran tal afirmación. Del suspenso entendido "a la Eastwood" a la gran mano para el melodrama de Mel Gibson. Para ver sin miedo y aplaudir.
Para la crítica y la prensa estadounidenses, Clint Eastwood era apenas un carilindo que podía hacer muy buenas películas de violencia. Un actor o estrella maltratado por su aspecto. Entonces rodó Play "Misty" for me, o -como se llama aquí- Obsesión mortal, sobre un disc-jockey de radio y una fanática obsesiva. Hizo una perfecta película de suspenso, inteligente, con extraordinario uso de la música y que aprendió todas las lecciones del mejor Hitchcock. Incluso hoy, cuando ya se lo considera un gran maestro, está entre su mejores trabajos.
Realizada para la televisión con poco dinero y mucho ingenio, su paso por una sección paralela en el Festival de Cannes le abrió las puertas de la distribución en cine. Steven Spielberg debutaba con una seguridad en el uso de cada herramienta del cine que asusta por la precisión. La historia de un tipo normal perseguido por un camión demoníaco por las despojadas rutas de los EE.UU. sigue siendo un ejemplo de suspenso, aventuras y terror y un auténtico clásico. De paso, la dirección de actores (aquí casi exclusivamente Dennis Weaver) es perfecta.
El hombre sin rostroAunque a Mel Gibson se lo relaciona con la violencia cruda (ahí están Corazón Valiente, La Pasión, Apocalypto y Hacksaw Ridge para probarlo), su opera prima es la historia conmovedora de un chico y un ex militar desfigurado que vive aislado del mundo. La sensibilidad con la que Gibson cuenta este cuento lo muestra como un narrador clásico excepcional, de los que quedan pocos en el cine contemporáneo (Eastwood y otro actor, Ben Affleck, son de la misma tradición en la silla directorial). Gran experiencia.
Sueños de libertadCuriosidades: el guionista Frank Darabont quería hacer una película con este cuento de Stephen King "no sobrenatural" y le costó convencerlo. No fue un éxito de taquilla pero, con el tiempo, se volvió clásico. La historia de un hombre injustamente condenado, de su amistad con otro (lo de Morgan Freeman es increíble) y de una fuga que se planea y desarrolla a lo largo de dos décadas se convirtió en un relato notable y sin fisuras, de los debuts más estelares que dio el cine en las últimas tres décadas.