PARIDAD EN LA MACRO

De cara al 3J: desafíos y avances en la lucha contra la violencia de género

La violencia no es solo fisica. Casi la mitad de las mujeres que  realizan denuncias mencionan violencia económica y patrimonial 

YBusquet

Con miras al próximo 3J, se percibe un renovado impulso del movimiento Ni Una Menos, enarbolando las consignas de "vivas, libres y desendeudadas". La situación que enfrentan las mujeres y disidencias va más allá de ser víctimas de violencia, también deben cargar constantemente con el temor al peligro real, lo cual socava numerosos derechos humanos.

La violencia de género no se limita únicamente a manifestaciones físicas, sino que también adopta formas psicológicas, económicas, sexuales y emocionales, interfiriendo directamente con el ejercicio pleno de la ciudadanía y obstaculizando el acceso a los derechos civiles, políticos, económicos, sociales y culturales.

 

Violencia de género en números

Aun hoy se advierten cifras alarmantes de violencias por motivos de género, lo cual pone de manifiesto el atropello a los derechos humanos que debe enfrentar esta parte de la sociedad. Esta situación es muy preocupante a nivel internacional no solo por los elevados índices de mortalidad y problemas de salud físicos y psicológico.

En términos de violencia física, durante 2022 se recibieron 125.235 comunicaciones a la Línea 144, canal oficial para la asistencia frente a violencia de género, 10% más llamados que en 2021. En relación con los tipos de violencia registrados, el 64% de los casos manifestó haber atravesado violencia física. Si bien los casos de femicidios se mantuvieron relativamente constante durante los últimos diez años, según los datos relevados por La Casa del Encuentro y la Defensoría del Pueblo de la Nación, durante 2022 bajaron un 16% respecto de 2021, luego del pico que se produjo en 2020, producto del confinamiento y sus consecuencias .

Siguiendo con los casos reportados a la Línea 144, el 94% de las comunicaciones indicó haber experimentado violencia de naturaleza psicológica. Mientras que, más del 40% de los casos informaron haber sufrido situaciones de violencia económica y patrimonial y el 14% reportó haber experimentado violencia sexual. El segundo eje de la movilización consiste en frenar la violencia económica que socava la autonomía de las mujeres y que es necesaria para escapar de situaciones de violencia física.

 

La violencia económica se manifiesta de diversas formas, como la prohibición o el sabotaje del trabajo de la pareja mediante manipulaciones psicológicas, la obstrucción o impedimentos para acceder a cuentas personales, la exclusión de la pareja en las decisiones relacionadas con el gasto familiar, entre otras prohibiciones y manipulaciones. Asimismo, se materializa a través de la negación del pago de la cuota alimentaria, la obligación de trabajar en un negocio común sin recibir remuneración, e incluso el robo o el encubrimiento de parte del patrimonio.

Según la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) del tercer trimestre de 2022, el 12% del total de los hogares son monomarentales, es decir, hay menores a cargo de la madre y sin presencia del cónyuge. A su vez, en estos hogares viven más de en estos hogares viven más de 3.000.000 niños/as y adolescentes, según el informe sobre el índice de crianza publicado por Dirección Nacional de Economía, Igualdad y Género del Ministerio de Economía.

La vida en estos hogares presenta grandes dificultades, ya que los ingresos de las jefas de hogar monomarentales son un 19,8% inferiores a los del resto de los hogares. Como resultado, el 26,1% de estas mujeres no logra cubrir la canasta básica individual. Esta situación se da en consecuencia de que más de la mitad de los hogares a cargo de mujeres no reciben la obligación alimentaria en tiempo y forma, según Encuesta de UNICEF.

Avances y cuentas pendientes del movimiento Ni Una Menos

El movimiento Ni Una Menos logró involucrar a nuevos actores dentro de una lucha que se venía dando dentro de los feminismos. Si bien, el trabajo en contra de la violencia de género logró avances durante décadas atrás, como la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer de 1994, donde Argentina se adhiere en 1996 bajo la Ley 24.632, la primera convocatoria del movimiento Ni Una Menos logró un compromiso colectivo desde diferentes sectores de la sociedad, poniendo en jaque al sistema jurídico patriarcal.

No solamente alentó al debate público, incluyendo participaciones individuales autoconvocadas, además, presionó al Estado a comprometerse en el diseño, implementación y seguimiento de políticas públicas que contribuyan a garantizar el ejercicio de ciudadanía plena para las mujeres y disidencias.

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