La vicepresidenta Kamala Harris y el ex presidente Donald Trump celebraron su primer debate televisado con un formato estricto en el cual no podían interrumpirse ni llevar anotaciones. 

Si bien se había mencionado que habría una una contienda verbal, ahora los equipos de campaña no descartan un segundo debate en octubre, de cara a las elecciones presidenciales del 5 de noviembre, para designar a quien sucederá a Joe Biden.

En los bares de Washington D.C.  también se vivió el debate:  grupos de jóvenes, parejas y adultos se reunieron en las principales zonas de actividad nocturna de la capital estadounidenses para escuchar el debate presidencial.

Hubo aplausos risas y algunos abucheos cuando se produjeron los momentos más picantes de la disputa entre la vicepresidenta y Trump, que se mostró desafiante y provocó carcajadas cuando se refirió a los inmigrantes.

Sucede que para graficar que la inmigración es "lo peor que puede pasar", dijo por ejemplo que en algunos barrios como Springfield comían a sus mascotas por la situación de pobreza.

Para poder ver el debate en compañía, los bares ofrecieron menúes especiales, como un combo de  hamburguesas con una cerveza por 18 dólares. La cerveza fue sin duda, la bebida preferida para seguir la disputa.

Para poder ver el debate en compañía, los bares ofrecieron menúes especiales, como un combo de  hamburguesas con una cerveza por 18 dólares. La cerveza fue sin duda, la bebida preferida para seguir la disputa.

También cerca de cada los lugares donde la gente se reunió para ver el debate se vendían remeras con la imagen de Kamala a 20 dólares. Eso si, el apuro en el Partido Demócrata por el cambio de candidato acotó la creatividad y solo había tres modelos de Kamala para elegir.