El mate es el emblema local que acompaña las mañanas y las tardes de millones de argentinos y el café es rey en el desayuno pero el té no se queda para nada atrás. Con un consumo que creció en los últimos años, hay variedades que despuntan acá y en el exterior y marcan tendencia entre las infusiones. 

Después del agua, el té es la bebida que más se consume en el mundo. Según el informe de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO por sus siglas en inglés), ese indicador creció un 3,5% en la última década. 

Argentina está en el top diez de productores mundiales de té: ocupa el 9° puesto (por encima de Japón) y es el número uno del continente americano. Este cultivo abarca 39.800 hectáreas de nuestro país. La producción se concentra en Misiones, aunque también hay en Corrientes, y se exporta en más del 90%.  Los productores argentinos están cada vez más interesados en la elaboración del té a granel para el mercado gourmet (ver recuadro).

"El consumo de té es bastante estable a nivel mundial: hay clientes encasillados en el té negro, otros en el verde. Crece la demanda en mercados no tradicionales de productos orgánicos certificados o productos de la agricultura tradicional", explica Diego Morlachetti, Co Director de Escuela Argentina de Té y de las Diplomaturas Universitarias de Té y Yerba Mate de la Universidad Abierta Interamericana (UAI).  Consultado acerca de nuevas propuestas "gourmet" locales indicó que vienen del lado de los emprendimientos que se dedican a "blendear" con té nacional o con té importado con distintas hierbas, frutas, flores u otros productos que se pueden tomar de las tendencias de la gastronomía moderna sumado con esencias aromatizantes. "En Argentina, la innovación la veo muy en punta en el lado de los microemprendedores que van sacando sus propias marcas o desarrollando marcas para terceros como hoteles u otros servicios de hospitalidad", puntualiza.

Colores y propiedades

El té sirve a un público curioso por descubrir constantemente novedades. A esto se le suman los enormes beneficios para la salud y el bienestar que se pueden encontrar en esta infusión milenaria. En términos de marketing, se los llama también tés funcionales, a los que el público va a buscar ciertas propiedades.

A continuación, algunas de las variedades que se están destacando como tendencia entre los tés, con la yapa de alguna bebida elaborada con leche como ingrediente principal:

Té de hibisco: Es una infusión que se toma tanto caliente como fría (llamada también Agua de Jamaica) en muchas partes del mundo. De fotogénico color rubí, recibió hace poco un impulso adicional ya que la Universidad de Harvard recomendó este té y destaca que ofrece beneficios antivirales (ayuda a combatir la gripe) y cardiovasculares, principalmente debido a las "antocianinas" antioxidantes. Es una infusión que proviene de las flores secas de Hibiscus sabdariffa, una planta originaria de África tropical pero que se cultiva en varias partes del planeta. Por sus antioxidantes, entre ellos flavonoides y ácidos orgánicos, contribuye a combatir los radicales libres y puede retardar el proceso de envejecimiento. Uno de los beneficios más elogiados es que ayuda a reducir los niveles de colesterol malo. Tiene algunas contraindicaciones a las que hay que prestar atención.  Matcha: Indudablemente es uno de los que están en auge. Morlachetti puntualiza algunas de sus características y beneficios: "Es un té pulverizado con una granulometría muy fina que se puede utilizar como hidrosoluble. De hecho, también se puede hacer matcha de té negro o blanco y está creciendo la demanda de esos matchas. Tiene como atributo la gran cantidad de micronutrientes: en el caso de té verde se destaca la concentración de clorofila que hoy es un super alimento. El matcha y el té verde contienen también L-teanina, aminoácido no proteínico que tiene funciones a nivel cerebral positivas para la cognición: mejora el alerta mental, el aprendizaje, la memoria, la retención de la información y también tiene propiedades inhibidoras del apetito, por eso hay mucha gente que empezó a consumirlo como una forma de mitigar la ansiedad". Té azul: El especialista de la Escuela Argentina de Té aclara que en este caso es necesario hacer una distinción. El té azul propiamente dicho es el té de ceremonia China. Hay un producto muy circunscripto que se llama Da Hong Pao o té de capa roja, normalmente añejado, con dos o diez años de guarda, que cuesta hasta 10.000 dólares el kilo y no está a la venta en el país. Por otro lado, está el Oolong  que se vende en versiones comerciales económicas y que no tienen esta guarda. Son amargos también y eso los hace excelentes depurativos de la sangre, del hígado. Se alínea muy bien con algunas tendencias actuales, como el higienismo y la desintoxicación del organismo, y tiene el adicional de posibilitar múltiples infusiones, o sea, no se lava o no agonizan las hebras, como dicen los chinos, en una o dos infusiones", explica.  Latte lavanda: Una locura lila parece haberse adueñado de una importante cadena de cafeterías recientemente. La lavanda está de moda. No sólo se mezcla con la yerba mate, se hace té o se combina en la taza de café sino también se prepara como infusión con leche (latte de lavanda). Un artículo publicado en The Medical Health Clinician menciona que la lavanda puede disminuir los nervios, la ansiedad, la inquietud y los síntomas depresivos. Té de cúrcuma: De sabor terroso, un poco picante, amargo y dulce a la vez. Se lo puede combinar con jengibre, canela, nuez moscada, pimienta negra. Sus propiedades más conocidas son las antiinflamatorias y las antioxidantes. La cúrcuma es buena para reforzar el sistenma inmune, combatir la artritis, prevenir el Alzheimer, entre otras propiedades. También se puede preparar una infusión de cúrcuma y leche, llamada leche dorada en la tradición culinaria de la India.  Un mundo por descubrir

Morlachetti comparte algunos consejos para quienes quieren empezar a conocer un poco más sobre el té y aprender a degustarlo. En primer lugar, ampliar el espectro de compras y tratar de adquirir productos diferentes a los que ya conoce o a los que bebe regularmente. Puede ser, por ejemplo, una tipología distinta como blanco, verde, oolong o una marca que uno no conoce. "Es muy importante entender que el té es sensible a la humedad, a la concentración de calor, en el interior de los hogares. Hay que guardarlo en un lugar seco y fresco, apartado de la luz natural y de las fuentes que concentran calor. Algo que también genera un atractivo es adquirir alguna tetera, una taza o juego de vajilla. De esa forma, con nuevas hebras empezamos a armar una suerte de despensa en casa", recomienda como propuesta para adentrarse en este mundo del té.