Dólar: el BCRA hace un nuevo y fuerte apretón monetario en clave electoral

El carry trade, de la mano de la tasa de interés elevada, llevó al dólar a bajar hasta los $1.300. Desde esta semana, y hasta fines de noviembre, el Gobierno apostará fuerte a un cambio clave en el esquema monetario, con una suba de los encajes a niveles inéditos desde 1993, que quitará liquidez, mantendrá arriba la tasa, buscará evitar un incremento del dólar y la inflación e impactará negativamente en los créditos y la actividad

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El Gobierno decidió aplicar desde este lunes un cambio más que relevante para el esquema monetario: aumentarán los encajes en 5 puntos y de esa forma llegarán a su máximo histórico desde 1993. Se trata de un apretón monetario que tendrá impacto alcista en la tasa y, por ende, bajista en el crédito y la actividad económica. Busca, a cambio, mantener a raya el dólar y, entonces, a la inflación, hasta las elecciones. Aplicará hasta fines de noviembre. El dólar spot mayorista, gracias al carry trade, en base a una tasa de interés extraordinaria y por arriba del 30% anual real, revirtió buena parte de la devaluación de julio y cayó hasta $1.300. Advierten por la sostenibilidad del nuevo esquema.

El Tesoro deberá liberar este lunes desde sus depósitos en el BCRA, es decir emitir, $5,8 billones. Ya comunicó oficialmente a las entidades financieras que, en cambio, deberán subir encajes en 5 puntos. Los money market pasarán a unos del 45% y aquellos a la vista a unos del 50%, nivel que no se veía desde 1993, tal como destacó la consultora Ecolatina. Los 5 puntos extra podrán ser integrados en títulos públicos. Para eso, el Tesoro realizará otra licitación, solo para bancos, en la que les ofrecerá títulos que ajustarán por Tamar, para inducirlos a devolver esos $5,8 billones mediante una remuneración, en lugar de tener el dinero frenado.

El Gobierno llega así al último tramo de la previa electoral con aguas revueltas en lo financiero. Entre analistas las preguntas apuntan a dos cuestiones: por un lado, la sostenibilidad de mantener frenada a la actividad económica y, por otro, lo sustentable que puede ser en términos de credibilidad una tasa tan alta. Es decir: si el Gobierno precisa mantenerla en niveles exorbitantes para sostener al dólar estable, qué pasará con el dólar después de las elecciones. Si esas expectativas  prevén que habrá una suba fuerte del tipo de cambio, entonces será difícil encontrar un nivel de tasas que convenza al mercado.

Desde Invecq afirmaron: “Este esquema, podría consolidar niveles elevados de tasas de interés en los próximos meses -en un contexto donde aún restan vencimientos por cerca de $9 billones en agosto-. Si bien la estrategia busca contener presiones cambiarias y anclar la inflación, también incrementa el riesgo de una mayor desaceleración de la actividad económica y de que el Gobierno llegue a las elecciones en un escenario de elevada tensión financiera”.

LCG coincidió y agregó: “La incertidumbre monetaria generada ciertamente no es gratuita: las tasas de interés posiblemente se ubiquen bastante por encima de lo que hubiese sido necesario para estimular la demanda de pesos y contener la demanda de dólares. Estas tasas reales bastante positivas restringirán el crédito, aumentará la mora y mantendrá el dinamismo económico anestesiado. Pero lo más relevante sigue siendo la cuestión cambiaria y las dudas respecto de cómo se podrían equilibrar las cuentas externas, dado que no habría financiamiento abundante de acá en adelante y tampoco los stocks (reservas) son adecuados. Así se enfrentarán las próximas semanas previas a las elecciones”.

En esa línea, Ecolatina remarcó: “La consigna del equipo económico es clara: desinflar, aunque duela. El Gobierno se jugará un pleno de cara a las elecciones de octubre, con el foco puesto en mantener la nominalidad a raya lo que aseguraría un buen desempeño electoral. De esta forma, la impronta en lo que sigue estará determinada por evitar que la tasa de interés se reduzca de tal forma que incentive una suba del dólar oficial y, con ello, los precios”.

El exdirector del BCRA Jorge Carrera opinó: “La tasa puede ser útil para sostener la demanda de pesos y moderar tensiones cambiarias cuando el horizonte es incierto y el riesgo devaluatorio parece lejano. En escenarios difusos, puede ayudar a postergar decisiones de cobertura. Sin embargo, cuando existe un punto fijo en el tiempo —como una elección con alta probabilidad de devaluación inmediata— la tasa pierde efectividad. Una tasa elevada a corto plazo (2 o 3 meses) no compensa el riesgo de un salto del 20 o 30% en el tipo de cambio. En ese caso, los agentes se anticipan y desarman posiciones en pesos”. 

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