Dólar oficial inmóvil, Tesoro en la trinchera y el mercado al rojo vivo
El mayorista quedó en $1.429,75, pero el Tesoro soltó dólares para contener la presión. Los financieros se despegaron, el blue subió y los bonos volvieron a caer.
Las pantallas mostraban calma. El dólar mayorista cerró en $1.429,75, el minorista en $1.455. Nada parecía moverse. Pero debajo de esa superficie, el mercado operaba con un pulso cada vez más fuerte.
En apenas cuatro jornadas, el Tesoro vendió alrededor de USD 1.400 millones. Sus depósitos en el Banco Central bajaron a menos de USD 1.000 millones. Lo que se había acumulado con la eliminación temporal de retenciones se está usando ahora para mantener la estabilidad, a menos de tres semanas de las elecciones.
Mientras tanto, la tensión se trasladó a los dólares financieros. El MEP subió a $1.516 y el contado con liquidación escaló hasta $1.542, lo que llevó la brecha a más del 7,5%. El blue acompañó el movimiento y terminó en $1.460, incluso por encima del minorista oficial.
Los bonos volvieron a ceder. Los Bonares y Globales cayeron hasta 2% y el riesgo país, que el lunes había quedado en 1.016 puntos, apunta a un nuevo repunte tras la salida de la Argentina del EMBI+ de JP Morgan.
El Relevamiento de Expectativas de Mercado reforzó la idea de que la calma oficial tiene un límite. Los analistas prevén que el dólar mayorista superará el techo de la banda y que la inflación mensual seguirá por encima del 2% hasta fin de año, acumulando casi 30% en 2025. Los contratos de futuros también ajustaron: para octubre cerraron en $1.469,50, aún por debajo del máximo de $1.501, pero con presión en aumento.
En este escenario, la advertencia de Claudio Loser, exdirector del FMI, agregó un tono más áspero. Señaló que la llegada de fondos frescos desde Estados Unidos luce complicada y no descartó un “cepito” cambiario. “El gobierno tiene el problema de sostener las bandas; tendrían que eliminarlas, pero no creo que lo hagan”, afirmó.
Así terminó la jornada: con pizarras inmóviles, ventas silenciosas del Tesoro y un mercado que, lejos de la calma oficial, mostró todos los síntomas de estar en plena ebullición.