BCRA

Economistas esbozan los lineamientos de un desarme de Leliqs con Milei y Caputo

Javier Milei descartó un Plan Bonex. Expectativa por posible fondeo para un desarme rápido con el dólar a menos de $900, ¿de qué se trata? 

BAE Negocios

Javier Milei fijó como prioridad convertir el déficit primario en superávit para eliminar las necesidades de financiamiento del Tesoro y, en el frente monetario, desarmar la bola de Leliq. Sin embargo, el sendero de medidas económicas para conseguir este último objetivo no está claro, ya que, de las alternativas posibles, el futuro presidente solo descartó un camino de reestructuración forzosa como fue el "Plan Bonex". Analistas estudian los otros derroteros posibles: desde un crédito internacional que apuntale las reservas para abastecer una potencial demanda de divisas, hasta una estabilización macro de shock que regenere la confianza en el peso. El camino no está exento de riesgos por el endeudamiento o por una espiral hiperinflacionaria.

Santiago Manoukian, economista jefe de Ecolatina explicó que para detener el crecimiento del stock de pasivos remunerados del BCRA será crucial el manejo de las expectativas y la consistencia macroeconómica entre la política fiscal y la monetaria: "La instrumentación de un plan de estabilización integral, creíble y con amplio respaldo político contribuiría a mejorar la confianza, permitiendo que el desarme de los pasivos remunerados sea absorbido paulatinamente por una mayor demanda genuina de dinero y crédito sin generar presiones inflacionarias o cambiarias adicionales".

"Ahora bien, depender excesivamente de la expectativa de una veloz reversión de la inestable y difícil de controlar demanda de dinero en Argentina no está exento de riesgos. Por esta razón, el manejo de expectativas debería estar acompañado por un marcado esfuerzo en ir desactivando las principales canillas de emisión exógena. En este sentido, la clave pasará por: primero, un saneamiento de la hoja de balance del BCRA que incluya una corrección del desequilibrio cambiario, a fin de recuperar la capacidad de acumular reservas; y, segundo, una drástica reducción del financiamiento directo e indirecto de la autoridad monetaria al Tesoro, la cual necesitará estar acompañada por un veloz tránsito al menos al equilibrio fiscal que contribuya adicionalmente a anclar expectativas. Simultáneamente, este último punto colaboraría a mantener el rollover de la deuda del Tesoro y a reducir la necesidad de emitir para sostener los precios de los títulos en el mercado secundario".

El hecho de que la Base Monetaria (BM) sea relativamente pequeña ayuda a que, con un leve incremento de la demanda de pesos, la relación entre los pasivos remunerados del Banco Central y la BM mejore rápidamente. En este sentido, cabe recordar que una hipótesis similar era postulada por Miguel Pesce: no por un shock de confianza, sino por el simple ingreso de dólares de la soja una vez pasada la sequía, la relación entre dólares y pesos en la hoja de balance del BCRA se reequilibraría y permitiría reanimar la demanda de pesos y el consiguiente desarme de Leliq que, en su opinión, vienen funcionando como refugio para el ahorro de los argentinos.

Otra opción, que cobro fuerza con el viaje del posible ministro de Economía, Luis Caputo, a Estados Unidos, es la de conseguir nuevo financiamiento externo para que las reservas netas vuelven a ser positivas. Con ese poder de fuego, la autoridad monetaria podría dejar de licitar Leliq y, si los ahorristas desarmaran los plazos fijos y se volcasen al dólar, el BCRA tendría poder de fuego para defender el tipo de cambio. Y, aunque el mercado se entusiasme con la idea de una colocación de deuda que permita desarmar Leliq y unificar el tipo de cambio llevando el dólar oficial a una cotización entre $840 y $1.200, dependiendo de la cantidad de fondeo obtenida, el analista de mercados Christian Buteler advirtió que esto significaría igualmente una fuerte aceleración inflacionaria con deterioro de los salarios que eleve la pobreza y la informalidad hasta hacer chocar al Gobierno con la restricción social.

"En un país con el 60% de la gente trabajando en informalidad, sin paritarias, con muchos años de crisis y golpe al ingreso, hay que prever qué puede pasar. Hay que cubrir pasivos remunerados, también a los importadores que fueron a crédito, hay mucho para resolver. Y no es tan fácil como en el excel. En el excel nos cierra a todos. En la práctica es más complejo y tiene consecuencias sociales. No lo solucionan las paritarias, ni el aumento de partidas de planes sociales e implica más gasto. Es imposible sacar el elefante del bazar sin romper absolutamente nada. Deberán ver cuál es el costo", sintetizó. 

Desde la consultora Invecq, acerca de la salida vía nuevo financiamiento afirmaron: "Este escenario permite descomprimir de manera gradual la 'bola' de pasivos remunerados, sin que ello se traduzca en una presión sobre el tipo de cambio oficial y por consiguiente en una fuerte suba de los precios internos. ¿La contracara? Aumenta el rojo fiscal del Tesoro -vía mayores intereses- en el mediano plazo. Esto implica un mayor ajuste fiscal a mediano plazo para hacer sostenible la deuda pública".

Además, este sendero requeriría de una fuerte intervención del BCRA defendiendo un valor del dólar, en lugar de permitirle al mercado fijarlo libremente, overshooting mediante. Por eso, desde la consultora también evaluaron la posibilidad de que el BCRA deje de renovar las Leliq y no defienda el dólar. En este escenario, "El excedente de pesos se dolariza y el tipo de cambio oficial sube considerablemente (sin dólares, el ajuste se da vía precio); lo que podría derivar en una hiper, licuando el stock de pasivos remunerados, pero dejando al país en una situación muy delicada", advirtieron.

La cuarta opción es precisamente la que Milei descarta porque implica una violación a los términos contractuales que retroalimentan la emisión monetaria, es decir, el congelamiento de todo el stock de pasivos remunerados, tanto de las Leliq como los pases y su canje compulsivo por instrumentos de deuda de más largo plazo tal y como se implementó en 1989. En otras palabras, la incautación de los depósitos a plazo fijo para que el costo de corto plazo recaiga sobre los ahorristas y sea menor el impacto sobre los informales. Aunque, como señalaron en Invecq, también implicaría un nuevo costo en materia de confianza para el Gobierno.

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