El Tribunal Supremo de Estados Unidos ha reinstaurado una controvertida política del presidente Donald Trump que elimina la opción de incluir la identidad de género en los pasaportes.

Esta decisión, que ha sido aprobada por seis votos a favor y tres en contra, refleja la división ideológica dentro de la Corte.

Según el fallo, mostrar el sexo asignado al nacer no viola los principios de igualdad ante la ley, comparándolo con la práctica de mostrar el país de nacimiento.

Los magistrados liberales han criticado duramente esta decisión, calificándola de "perversión inútil, pero dolorosa".

La jueza Ketanji Brown Jackson, junto a Elena Kagan y Sonia Sotomayor, expresó su desacuerdo en un voto disidente, lamentando que se ignoren los principios básicos de igualdad.

Por otro lado, el procurador general John Sauer defendió la medida, argumentando que las resoluciones anteriores que bloqueaban la política eran "insostenibles" y que la decisión de Trump se enmarca dentro de su autoridad constitucional en asuntos exteriores.

Con esta medida, el Departamento de Estado, liderado por Marco Rubio, elimina la opción de seleccionar "X" en el género, obligando a los titulares de pasaportes a marcar el sexo asignado al nacer.

Esto impide que las personas transgénero puedan reflejar su identidad de género en el documento. La Unión Estadounidense por las Libertades Civiles (ACLU) ha denunciado que esta política pone en peligro a las personas transgénero, no binarias e intersexuales, cada vez que utilizan un pasaporte.

La restitución de esta norma se suma a otras decisiones del Tribunal Supremo que han favorecido a la Administración Trump, como la prohibición de que las personas transgénero sirvan en las Fuerzas Armadas y la cancelación de subvenciones de sanidad vinculadas a la diversidad.

Estas medidas han generado un intenso debate sobre los derechos de las personas transgénero y la igualdad ante la ley en Estados Unidos.