DÓLAR

El pago de intereses de la deuda disparó el rojo externo

Durante enero, el pago a bonistas privados pegó un salto y motorizó a la cuenta corriente cambiaria a su peor déficit desde mayo del 2018, cuando eran habituales semejantes pagos. No colaboró la sequía, que moderó fuerte los ingresos de la cuenta de bienes, que suele ser la que financia los drenajes que provocan el turismo y la deuda

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Los pagos de intereses de la deuda con bonistas privados dispararon el rojo de cuenta corriente de enero, que fue el peor desde mayo del 2018, justo cuando se disparaba la crisis cambiaria que caracterizó al cierre del gobierno de Cambiemos. No casualmente, se trató del pago de bonos que surgieron como resultado del canje que llevó adelante el ex ministro de Economía, Martín Guzmán, en la búsqueda de solucionar el creciente endeudamiento que había dejado aquel período. En enero, la caída de las exportaciones no ayudó y salida de divisas por los viajes de turistas volvió a niveles que no se veían desde el 2019. Con todo, el rojo fue de USD1.651 millones.

El 2023 arrancó complicado desde el frente externo, con restricción importadora para intentar moderar los números negativos, con una sequía que impactó negativamente en las exportaciones y dejó menos margen desde los bienes para compensar el drenaje crónico de las otras cuentas históricamente negativas, con un creciente déficit turístico pese al dólar Qatar y con unos pagos de intereses que patearon el tablero. Y el informe de Evolución del mercado de cambios y balance cambiario que publica todos los meses el BCRA así lo reflejó.

El rojo de USD1.651 millones en la cuenta corriente del balance cambiario, que refleja la dinámica de ingreso y egreso de divisas en base caja, dentro de lo que es lo real, es decir el comercio exterior, la salida de turistas y el pago de intereses, fue el peor desde mayo del 2018, cuando el alto nivel de endeudamiento hacía usual ese nivel de obligaciones mensuales. En aquel entonces había llegado a USD2.166 millones y se vislumbraba el drenaje de reservas que iba a caracterizar al cierre del gobierno de Cambiemos, con los pagos de deuda, el turismo y la fuga de capitales a la cabeza, luego de un año de fuerte atraso cambiario y un bajón en la tasa de interés.

 

La explicación más clara de lo ocurrido en enero la dejó el pago de intereses de la deuda renegociada por Guzmán. En concreto, el 9 de enero vencieron los bonares y los globales en euros y dólares, por un total de USD1.021 millones, a lo que se le sumó algunos pagos, siempre de intereses, a otros organismos internacionales, por USD276 millones. Eso en lo respectivo al Gobierno nacional, pero además otros pagos sumaron unos USD307 millones extra.

Eso no fue todo en materia de deuda, ya que también hubo pagos por USD2.641 millones al FMI. En este caso, no se trató de intereses sino de capital, por lo cual no impactó en la cuenta corriente sino en la financiera, que también tuvo un rojo abultadísimo, de USD2.219 millones.

En suma, el BCRA perdió USD3.875 millones a lo largo del mes. Pero, vale marcar una diferencia: esos pagos de capital al Fondo se compensan de forma clara con los ingresos que se habían registrado durante diciembre, por los desembolsos de USD3.310 millones netos (ya en diciembre se habían realizado pagos). Incluso, en diciembre la cuenta financiera había dejado ingresos extraordinarios de USD3.669 millones. Así, lo grave fue lo que apareció en la cuenta corriente.

Por el lado del turismo, la salida de divisas provacada por los viajeros fue USD666 millones, el peor enero desde el crítico 2019. Vale remarcar que se trató de niveles superiores a los de noviembre y diciembre, lo que resulta esperable por razones estacionales. Con todo, el dólar Qatar venía mostrando una mejora desde noviembre, cuando se moderó parcialmente el drenaje en esa cuenta. Los servicios dejaron así un abultado rojo de USD725 millones y se va consolidando un nivel promedio mensual alto, tras el respiro que había otorgado la pandemia.

Más allá de lo que fue la salida, el rojo de cuenta corriente se explicó también por un menor ingreso por el lado de los bienes, que son los que históricamente proveen las divisas para financiar los otros gastos. La sequía metió la cola. Los pagos de exportaciones cayeron y el superávit fue de apenas USD414 millones. No alcanzó.

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