El portazo de Pablo Moyano a la CGT, una postal de época y con historia de tensiones
Desde el entorno del camionero no minimizan que el Gobierno capitaliza la fractura, con la renuncia de uno de sus blancos preferidos para denostar al movimiento obrero
En la siempre vigentes semblanzas sobre las “crónicas con final anunciado”, de sobresaliente potencia en el ámbito sindical del país, y a casi un año de la asunción de la gestión libertaria, la CGT ofrece su división notoria entre dialoguistas y los partidarios de la confrontación.El dato duro es que Pablo Moyano presentó su renuncia como triunviro en esa central, una cúpula que compartía con Héctor Daer y Carlos Acuña. Breve y preciso dejó por escrito que su razón son las “discrepancias internas”. En efecto, párrafos acotados para expresar “he tomado la decisión de renunciar a mi cargo como cosecretario general de la CGT al no coincidir con las decisiones tomadas por la llamada Mesa Chica”, consta en el texto fechado este viernes y recibido en Azopardo como dimisión oficial.Para los referentes del Frente Sindical (Fresimona) la novedad no fue una sorpresa, aunque sopesaran allí que el “peor final” sería ofrecerle al “antisindicalismo militante libertario” un trofeo enmarcado con el nombre y apellido del camionero fuera de Azopardo, cosa que sucedió.
En rigor de verdad las diferencias con la Mesa Chica, núcleo potente del sector dialoguista y dominante en la CG, vienen desde los tiempos donde gobernó Alberto Fernández y desde el primer día de esta conducción de la central, fue el 11 de noviembre de 2021 cuando Moyano sólo participó por videoconferencia del Congreso Nacional que se realizó en Parque Norte. La excusa protocolar fue en aquel momento un malestar pasajero de salud, pero en rigor de conflictos en la madrugada de aquella jornada, Moyano no iba a ser parte de la nueva estructura.Los buenos oficios de diferentes “cancilleres gremiales” evitaron la fractura antes de que naciera la versión 2021 cegetista. Pero siempre estuvo latente la disconformidad, malestares y otros lunares expuestos. La lista sería prolongada pero se la puede simplificar en un debate político de Azopardo, cuando ocurrió el intento de asesinato a Cristina Fernández quienes junto al camionero pugnaron por movilizar y levantar la voz contra el intento de magnicidio, no encontraron eco en la central.Para los capítulos más recientes de la saga, a la definición de Moyano sobre “una CGT partida”, y promover una medida de fuerza antes de fin de año se plantaron desde la Mesa Chica.Un sector al que semanas atrás Mario “Paco” Manrique (Smata) le dedicó párrafos directos decorando su adiós de la estructura sin indirectas ni metáforas.“No hay un clima apropiado para que una medida de fuerza pueda desarrollarse con éxito”, dijo el titular de UPCN Andrés Rodríguez. Resumiendo en esas palabras el contenido de la última reuniónen la sede de su organización gremial, donde participaron algunos moyanistas, a diferencia de otras tertulias. Más alla de lo institucional respecto a Camioneros como parte o no de la CGT, y otros detalles de forma y no contenido, el paso decidido por Pablo Moyano hizo trizas la certeza de quienes dentro de Azopardo todavía pensaban que Hugo Moyano podía acotar el temperamento de su hijo, reafirma la decisión de mantener los canales de diálogo con la Casa Rosada e intrigas sobre el futuro inmediato y a breve plazo del movimiento obrero.