El silencio del cáncer y la enfermedad avanzada que sorprendió a Joe Biden

El expresidente de Estados Unidos enfrenta un cáncer de próstata metastásico. Su caso abre preguntas sobre los controles médicos presidenciales y el acceso a la información

BAE Negocios

El expresidente de Estados Unidos Joe Biden fue diagnosticado con un cáncer de próstata en estadio 4, con metástasis ósea. La noticia desató un debate en medios y círculos médicos por la falta de detección temprana, a pesar de su acceso privilegiado a servicios de salud de primer nivel.

La mayoría de los cánceres de próstata en Estados Unidos se detectan mediante un análisis de sangre que mide el antígeno prostático específico (PSA). Es un examen económico que permite identificar tumores incluso antes de que aparezcan síntomas. Aunque existen variantes agresivas que no elevan los niveles de PSA, se consideran poco frecuentes, destacó The Wall Street Journal en una nota sobre el debate generado con la noticia.

“El diagnóstico de un cáncer prostático agresivo y metastásico en alguien con cuidados médicos tan avanzados es, en muchos aspectos, desconcertante”, señaló el doctor Todd Morgan, codirector del Weiser Center for Prostate Cancer en Michigan Medicine.

No hay información pública sobre si Biden, de 82 años, se realizó controles regulares de PSA durante su presidencia. De acuerdo con la Task Force de Servicios Preventivos de Estados Unidos, no se recomienda la detección sistemática de este tipo de cáncer en hombres mayores de 70 años. La sugerencia oficial apunta a evitar sobrediagnósticos y tratamientos innecesarios, pero no es una norma rígida: otras organizaciones aconsejan que cada paciente decida con su médico si continuar con los estudios.

El caso de Biden escapa a la norma. Su edad y su exposición como figura pública con aspiraciones electorales ubicaron su salud bajo la lupa. Su hijo mayor, Beau Biden, falleció de un tumor cerebral a los 46 años, hecho que motivó al entonces vicepresidente a sumarse la iniciativa “cancer moonshot” para acelerar la lucha contra el cáncer.

La salud de Biden ya había sido eje de debate político, especialmente tras su pobre desempeño en el debate presidencial de 2024, que provocó pánico entre los demócratas y precipitó su retiro de la campaña. Ahora, nuevas voces cuestionan si su entorno ocultó información clave sobre su estado. “Alguien va a tener que hablar con su médico”, dijo Donald Trump, actual presidente, al referirse al caso. “Me siento mal por él, pero creo que la gente debería averiguar qué pasó”.

El Comité de Supervisión y Reforma del Congreso, controlado por el Partido Republicano, mantiene abierta una investigación sobre si altos funcionarios de la Casa Blanca ocultaron información médica relevante. En el Congreso anterior se habían solicitado entrevistas con el médico presidencial, Kevin O’Connor, y ex colaboradores de Biden.

El vocero del expresidente, Chris Meagher, no respondió preguntas sobre la realización de estudios de PSA durante su mandato. O’Connor tampoco emitió comentarios. En febrero de 2024, había declarado que Biden estaba “apto para ejercer el cargo” luego de una evaluación médica completa.

Qué tipo de cáncer tiene Joe Biden

El cáncer de próstata que enfrenta Biden es del tipo sensible a hormonas, lo que abre la posibilidad de tratarlo con fármacos que reducen la producción hormonal. Sin embargo, especialistas advierten que la enfermedad no es curable en este estadio. “Probablemente deberá convivir con ella el resto de su vida”, explicó el doctor Phillip Koo, jefe médico de la Prostate Cancer Foundation al WSJ.

Es posible que este cáncer haya estado creciendo durante años sin manifestarse, o que haya evolucionado rápidamente”, agregó Koo. Y advirtió: “Si alguien se hiciera una prueba de PSA anual después de los 70, imagino que algo como esto se habría detectado antes”.

En Estados Unidos no existe un protocolo obligatorio de estudios médicos para presidentes, ni está estandarizada la publicación de sus resultados. Aun así, otros mandatarios como Barack Obama, George W. Bush y el propio Trump difundieron públicamente sus niveles de PSA mientras ocupaban el cargo. Trump, incluso, los usó como parte de su campaña. “Siempre pido ese número primero”, dijo en una entrevista de 2016. “Mi PSA siempre ha sido muy bueno”.

El doctor Ezekiel Emanuel, ex asesor sanitario de la Casa Blanca, lo resumió con dureza: “O no le hicieron el test, o se lo hicieron, no lo informaron, y el público no recibió la información”.

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