Proyectado por los turistas como lugar de descanso y esparcimiento, el Partido de La Costa es para sus habitantes un distrito sumido en el abandono. Así lo reflejó Nora Domínguez, vecina de Santa Teresita, al afirmar que “lo único bueno que tenemos acá es el mar. El resto quedó en ruinas por la desidia”.

Justamente, el testimonio da cuenta de una precariedad en salud, en seguridad, con un índice creciente de usurpaciones, y en servicios públicos, tal como señalan los residentes costeros, en forma consensuada.

“Aposte a vivir acá, era lo que quería y pensaba para vivir tranquilo. Pero hoy ese lugar soñado está en ruinas”, reconoció David, quien pidió mantener su apellido en reserva, y reside en Nueva Atlantis. El hombre llegó a esa ciudad costera proveniente de la localidad bonaerense de Ramos Mejía, y en base a haber vivido allí,  aseguró que “de a poco se está conurbanizando. Falta trabajo y sobran los robos”.

El vecino reflejó así una de las problemáticas más alarmantes, para los costeros: la Inseguridad. En este sentido, reveló que “están empezando las entraderas violentas. Nunca se vivió algo así”.

María Más, residente en Santa Teresita, por su parte, aseguró que “hay muchos robos a casas. En la mía entraron y fue al voleo, porque usaron mis cuchillos para sacar el televisor amurado a la pared. En mi zona, hubo 12 robos en 4 manzanas”.

No obstante, en base a las afirmaciones de los vecinos, los delitos más denunciados son la sustracción de motos y bicicletas, pero más aún en la usurpación de propiedades. Al respecto, la concejal Evangelina Cordone remarcó que “se meten en las viviendas que saben que no están sus dueños. Nosotros tratamos de avisarles a estos, porque sino, no tienen forma de enterarse”.

Por si fuera poco, Cordone expresó que “esos datos salen de adentro de la municipalidad, sino cómo supieron que deben impuestos,  que sus dueños murieron o no viven en La Costa. Hay una organización detrás, con abogados y todo”.

En ese sentido, David sostuvo que “acá vos para poner un ladrillo debes presentar un plano, y para tener la luz, la escritura. Hoy usurpan,  ponen la luz y construyen”. Al respecto, el hombre detalló que “en Las Toninas hay un montón de casas tomadas, lo mismo en Santa Teresita. San Bernardo tiene una villa, y en Mar de ajo está el Ipico, que es un barrio tomado de dos manzanas”.

Pero los habitantes del Partido de La Costa precisaron que los servicios públicos no son ajenos a la inacción municipal. Por ejemplo, la falta de agua potable en casi todo el distrito, o de luminaria pública, como reflejó María Más en Santa Teresita, y más que nada de mantenimiento de las playas.

"Estamos en pascuas, llegó mucha gente que se encontró sin bajadas en las playas, porque las hicieron con una madera barata, espantosa, que las llamaron ‘Eco bajadas’. Cada vez que hay sudestada, el mar se lleva todo y no hay como bajar a la playas”, remarcó Más en ese sentido. Por este deterioro de los balnearios, la mujer reconoció que “si me preguntan que hay de bueno acá: Solo el mar. No tenemos nada para ofrecerle al turista. Por eso si yo viniera, alquilo, y me encuentro con todo esto, no vuelvo más. Es doloroso porque aposté e invertí en la Costa, pero es real”.

En los hospitales municipales, ubicados en Mar de Ajo, Santa Teresita y San Clemente, el estado de situación es el mismo, afirmaron los habitantes de la Costa. En referencia a ello, Más afirmó que “no hay profesionales, y es entendible porque con lo poco que les pagan: ¿Que médico va a venir? Pase por el hospital de Santa Teresita y en lugar de haber pediatra, traumatólogo o cardiólogo entre otros, ahora usan los espacios para dar talleres de música, o de baile, o manualidades. Mi prima es enfermera en el hospital de Mar de Ajó. No tienen ni gasas, ni medicamentos”.

En ese sentido, Cordone informó que “los enfermeros se van porque perciben entre 140.000 y 190.000 pesos. Además, desde el Municipio les mandaron cartas documentos a 6 profesionales diciéndoles que se tenían que jubilar, y no hay reemplazos”.

Mientras tanto, los impuestos municipales oscilan entre los 18.000 a 21.000 pesos mensuales, lo que constituye otro motivo de malestar de la comunidad costera. Por este costo, y por las mencionadas carencias y déficits, Vanina Trentini, domiciliada en Aguas Verdes, confesó: “No tengo nada más que hacer aquí. No se puede remar contra la corriente. La desesperanza es total y no pienso pagar un impuesto más a esta administración. Me voy a otro municipio de mayor progreso y donde no me  estafen continuamente e insulten mi inteligencia a diario”.