La Calandria Real (Mimus triurus), ave emblemática del Cono Sur, cautiva a naturalistas y aficionados a la ornitología por su notable talento vocal y su habilidad para imitar una vasta gama de sonidos. Este singular pájaro no solo se caracteriza por su canto versátil, sino también por su distintivo comportamiento territorial y su apariencia inconfundible.

Originaria de Perú, la Calandria Real encontró su hábitat ideal en extensas áreas que abarcan el centro y norte de Argentina, extendiéndose también a Uruguay, Paraguay, Bolivia y el sur de Brasil. Prefiere zonas abiertas, donde los pastizales, campos cultivados, parques y jardines le brindan un entorno propicio para su vida tanto en áreas rurales como urbanas.

Uno de los rasgos más fascinantes de la Calandria Real es su capacidad para imitar sonidos con increíble precisión. Desde el canto de otras aves hasta ruidos del entorno, como timbres y alarmas, esta ave desarrolló un repertorio que asombra por su variedad. Su capacidad imitativa llevó a comparaciones con la calandria europea (Melanocorypha calandra) y, por ello, adoptó su nombre. También es conocida popularmente como Sinsonte Trescolas, Tenca de Alas Blancas o Calandria de Tres Colas.

La riqueza de su canto ha suscitado opiniones diversas. Mientras que algunos consideran que sus imitaciones pueden resultar estridentes, naturalistas como Guillermo Enrique Hudson la califican como “poseedora del canto más bello del mundo”. En este contexto, el canto de la Calandria Real no solo es un arte, sino una herramienta crucial en la comunicación y defensa de su territorio.

El aspecto físico de la Calandria Real complementa su carisma sonoro. Su plumaje se presenta mayormente en tonalidades gris-pardo en el dorso, mientras que su pecho y vientre lucen colores más claros. Las alas, de un marrón oscuro, presentan manchas blancas en plumas secundarias, además de detalles negros en las puntas, lo que confiere una estética particular. Su cabeza, suave y gris, resalta la blancura de su rostro, así como un anillo ocular claro que imprime una expresión de alerta constante.

En lo que respecta a su comportamiento, la Calandria Real muestra una notable territorialidad, especialmente durante la temporada de cría. Este instinto protector la impulsa a adoptar actitudes agresivas para salvaguardar su nido de otros ejemplares o posibles depredadores. Tal adaptabilidad le permite prosperar en diversos ambientes sin renunciar a su naturaleza atenta y vigilante.

Con su canto inconfundible y su capacidad para imitar, la Calandria Real se erige como una de las especies más fascinantes de la avifauna sudamericana. Su presencia se aprecia tanto en la calma de los campos como en la bulliciosa vida urbana, lo que la convierte en un símbolo sonoro de la rica biodiversidad de Argentina.