Bajo su propio riesgo

Estrenos de cine: autores, debutantes y el restreno de Relatos Salvajes

Hay un montón (sic) de películas este jueves como renovación de la cartelera cinematográfica. Seamos francos: lo mejor no es lo más publicitado. Aunque, si quiere saber por qué vale la pena en pantalla grande, vuelve Relatos Salvajes. Sepa el pueblo pagar entradas.

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No una, no cinco: nueve (otra vez) películas nuevas (o casi) se suman a la cartelera casi terminando agosto. Es lo que hay, amigos, mientras la venta está concentrada en tres o cuatro películas que ya pasaron su debut. Hay un poco de todo pero, avisamos, no pida obras maestras. De paso, y quizás sea lo más destacado de la semana, restrena en pantalla grande Relatos salvajes,

la película más taquillera del cine argentino, y es una buena ocasión -ahora que se discute sobre la película de Los Simuladores- para conocer, a diez años de aquel batacazo, a Damián Szifrón y su forma tragicómica de contar con imágenes.

Dicho esto, vamos a una "de suspenso" que seguro que imagina, Parpadea dos veces. Un multimillonario lleva a una moza a unas vacaciones en su paradisíaca isla, donde la pasan bomba un grupo de amigos. Después se descubre que nada es lo que parece, que hay algo muy turbio y que el millonario es de los que gustan usar el poder de modos non sanctos. Es el debut de la actriz Zoë Kravitz como realizadora y, por momentos, funciona. En otros, no: la idea de caracterizar al millonario como un ser irredento (ya sabe, millonario=malo) es ya un cliché demasiado agotado, pero el problema no es ese sino que Kravitz no sabe si filmar "lindo y raro" como Yorgos Lanthimos o contar una de terror. Sólo cuando se decide por lo segundo la cosa marcha. Puede probar, igual.

¿Dijimos Yorgos Lanthimos? Epítome del realizador que quiere "molestar" o "llamar la atención" como un adolescente en su primer día en la escuela de cine, con tramas que incluyen lo fantástico o lo absurdo (pero no, amigos, como lo hacía el gran Luis Buñuel, ambiguo maestro) para "condenar los males de nuestro mundo", narra (es un decir) en Tipos de gentileza tres historias conectadas por un personaje recurrente. Una sobre sumisión, otra sobre la relación del sexo con la -sí- sumisión y la religión, y una tercera que, con toda originalidad, satiriza la sumisión. El resultado es una serie de arbitrariedades bastante más que triviales que muestran "lo mal que está el mundo con sus costumbres y coso", actuadas por estrellas notables (Emma Stone, abonada al director, pero también Jesse Plemons y Willem Dafoe) en estado de "qué divertido ser profundos". En fin, nuevo intento de un director formado en el paradigma "mirá, mamá, filmo sin manos".

Pasemos rápido por la remake de El Cuervo, donde un muchacho asesinado cruelmente junto con su novia vuelve a la vida para vengarse y quizás salvar a la señorita en cuestión. Es superhéroes más sangre más tragedia y, dentro de sus márgenes modestos, funciona e incluso tiene un par de planos que llenan la pantalla de emoción (un par, tampoco ande pidiendo mucho). Pasemos, también, rápido por la biografía La viuda Cliquot, simpática histora de la mujer que dio su nombre al célebre espumante. Está bien sin por eso volverse memorable y se disfruta mientras está encendido el proyector. Puede pasar de largo de La maldición de Cenicienta, que intenta ser una versión terrorífica del cuento de hadas pero, incluso con noble intención, resulta demasiado precaria.

Seguro conoce el clásico ¡Qué bello es vivir!, donde un ángel le muestra a un tipo que se está por suicidar cómo sería el mundo sin él (spoiler: mucho peor). El mismo principio, pero multiplicado por cuatro (son cuatro personajes en el peor momento de sus vidas aunque un solo ángel, ni Dios parece salvarse del ajuste) rige El primer día de mi vida, de Paolo Genovese, ambientada en la Italia de estos días. Es una película amable con trasfondo trágico, no carece de humor, y es de esos filmes adultos que no parecen abundar en estos adolescentes tiempos. Aparte están Toni Servilio y Margherita Buy, dos actores que garantizan placer.

Y sí, puede ir a ver -recomendamos- El reino de Kensuke, basado en un best-seller infantil. Animación tradicional de estilo realista, narra cómo un chico y su perro, que caen al mar cuando están realizando una travesía con los padres, llegan a una isla y conocen a un anciano que ha pasado por una pérdida trágica. El protagonista reconecta con la Naturaleza en un viaje de autodescubrimiento, y la manera como se narra todo, más la delicadeza en tratar temas complejos, le otorgan una sutileza poco frecuente en el cine. Además, es una película bella; y la belleza de las imágenes también anda escaseando.

Por último, se estrena la película argentina Tuve el corazón, en el que un hombre que descubre a una banda de rock, tras trabajar con ellos un lustro, se ve traicionado y pierde la oportunidad "grande" de su vida. Pero el tiempo -y el tango- le dan una posible segunda chance. Aunque con altibajos, es una película de gran amabilidad (ya ve que optamos por los filmes que nos tratan bien) y merece una visita.

Eso es todo, amigos.

 

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