Gobierno libertario: una macroeconomía al garete (1)

No son buenos tiempos para la actual gestión gubernamental si de evaluar los resultados de sus medidas

Guillermomoreno

Mas allá de los esfuerzos "comunicacionales" (y "distractivos") que realiza, no son buenos tiempos para la actual gestión gubernamental si de evaluar los resultados de sus medidas económicas se trata, ya sea por parte de "organizaciones especializadas" de escala global o por el mero análisis de las estadísticas locales.

Así las cosas, efectivamente, en dicha dirección apuntan las manifestaciones (explícitas o implícitas) de instituciones internacionales "claves" en lo que respecta a la calificación del programa económico:

Morgan Stanley Capital International (MSCI), por caso, no incluyó a Argentina en el informe con los resultados de la revisión de clasificación de mercados 2025, manteniéndola en la categoría "stand alone" (independiente), lo que significa que el país sigue excluido de los "indicadores" del considerado "proveedor líder de índices globales relacionados con la referencia a inversores de todo el mundo" (no calificando como "mercado emergente" ni como "mercado de frontera"). Es decir, la misma ubicación que para ellos ostentaba en el 2021, tras la salida de la pandemia. Se supone una alta correlación entre esta situación y los niveles de riesgo país, lo cual dificulta el acceso a financiamiento internacional para las empresas argentinas y el soberano. El  Banco de Inversión JP Morgan no le fue en saga con su "apertura de paraguas", que modificó su recomendación para los activos argentinos. La entidad bancaria les sugirió a sus clientes "tomar un respiro" y reducir la exposición al riesgo local (se refería a Argentina, claro está). La decisión marca un cambio diametral en la visión de corto plazo sobre el país y advierte acerca de la "disipación" de ciertos factores que sostenían la estabilidad tanto financiera como cambiaria. La principal alerta se centra en la combinación de una menor liquidación del agro, la salida de divisas por turismo y la incertidumbre electoral que podría intensificarse en los próximos meses El Fondo Monetario Internacional (FMI), con un silencio elocuente, cuando debería haberse pronunciado sobre las metas comprometidas (y no cumplidas) en el acuerdo de facilidades extendidas. Tan rotundo fue que el secretario de Finanzas regresó de Sudáfrica sin noticias sobre el desembolso que esperaba el Gobierno.

En definitiva, lo relevado encaja con una lectura objetiva y ajena a los avatares de las "cajas de resonancia" que localmente diseñan y difunden un "relato" jaqueado por la realidad.

A su vez, como puede observarse, los "datos locales" también revelan que...

Las cosas van muy mal

Para cuantificar el impacto de las decisiones referidas a la política económica, generalmente se obtienen buenas aproximaciones observando la evolución del Producto Bruto Interno (PBI), que es una medida del valor de lo que produce la economía en un año. En este entorno, la existencia de los datos permitió realizar el cuadro que a partir de un cálculo aproximado del PBI mensual (2) permite proyectar el déficit fiscal total correspondiente a junio de 2025.

Proyección del déficit fiscal total

Partiendo del resultado primario del sector público nacional (que asciende a $0,8 billón) se computa el pago de intereses sobre deuda pública de $1,03 billón (que revierte el signo positivo logrado) y se obtiene un déficit del sector público nacional de $0,24 billón.

Si a este se le adiciona el que corresponde a las jurisdicciones subnacionales se arriba a un rojo del sector público de $1,54 billón. Por último si incluye la erogación de $6,68 billones por las pérdidas originadas en los intereses (devengados) por los antiguos pasivos remunerados, transferidos del BCRA al Tesoro (que, aunque no se oblen se acumulan como deuda), así como también las deudas que capitalizan intereses, se obtiene un déficit fiscal total de $8,2 billones.

Contrastando con la doceava parte del PBI, el "cuasifiscal" y el "total" representan un 10,3% y un 12,6%, respectivamente.

En este marco, y no hay otra alternativa, "el relato" va alcanzando...

El final

El gobierno libertario ha venido sosteniendo que sus políticas para alcanzar y mantener los equilibrios macroeconómicos y promover la desregulación económica han sido un éxito contundente y que, en consecuencia, ha logrado encaminar el país.

En un primer momento, el discurso libertario estuvo acompañado por fuerzas ligadas a las finanzas internas e internacionales, un acompañamiento que, aparte de los componentes ideológicos, se afianzaba en la posibilidad de importantes ganancias en las transacciones financieras. Pero, al correr el tiempo, las inconsistencias del modelo planteado comenzaron a manifestarse y la realidad hizo mella.

La necesidad de mantener un tipo de cambio atrasado tuvo su repercusión en el aumento del endeudamiento y en la marcada pérdida de reservas, lo que terminó conspirando contra la baja del riesgo país y las posibilidades de renovar la deuda externa en términos razonables. Paralelamente al marcado deterioro en el sector externo, el equilibrio fiscal es falaz como se ha observado. Lo que están demostrando estos hechos (es decir, la realidad) es la endeblez sobre los cual están edificados los tan mentados logros:

en el sector externo, por la pretensión de utilizar en su momento el tipo de cambio como principal ancla inflacionaria en el fiscal primario, por recurrir al corte compulsivo de los gastos corrientes afectando tanto el tejido social como a las provincias.

Las políticas fueron adoptadas en ejercicio del poder soslayando, por un lado, la necesaria aquiescencia social que cualquier medida de ajuste presupuestario requiere y, por otro, provocando una innecesaria e imprudente depresión económica con la consecuente pérdida de ingresos tanto para el capital como para el trabajo que vuelve intolerante su mantenimiento.

Alcanzado este momento, "la ilusión libertaria" está llegando a su finitud; por lo tanto, es hora que la dirigencia política, empresarial, sindical, social, y religiosa tome cartas en el asunto y comience a transitar el camino para revertir la supercrisis (3) y evitar la escalada hacia una hipercrisis (4), sentando las bases para un Modelo de Desarrollo Económico Permanente y Sustentable (Modepys) con orientación a la producción.

 

Lic. Guillermo Moreno

Lic. Pablo Challú

Lic. Walter Romero

Agradecemos la colaboración de Roberto Nuesch

 

[1] “Irse al garete” tiene también origen en el lenguaje marinero. Se refiere al hecho de que una nave pierda el rumbo y acabe a merced de las olas o siendo arrastrada por las corrientes. A. Buitrago. (2012). Diccionario de dichos y frases hechas (1ra ed. epub).

[2] Para realizar el cálculo del PIB mensual se divide el anual por 12, considerando que son todos los meses similares al efecto de la comparación.

[3] Se define como Supercrisis a la situación generada por la Administración “Cambiemos”, a partir de la convergencia de dos desequilibrios macroeconómicos: el fiscal, parecido al que provocara el colapso del gobierno de R. Alfonsín, y el externo, similar al de F. de la Rúa.

[4] Se define como Hipercrisis, al estadio anómico posterior a la Supercrisis, provocado por la agravante ausencia de legítimos emergentes políticos que funjan como garantes de la restitución del orden.

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