La historia se repite. La fábrica de indumentaria Textilcom cerró dos de sus plantas en La Rioja y Catamarca, sin previo aviso, dejó a más de 260 trabajadores en la calle. Su CEO es Carlos Vilariño, adeuda salarios, no pagó ni una cuota de los préstamos que pidió para comprar las máquinas. Cuando los trabajadores entraron a la planta los mandaron de vuelta a sus casas, con la esperanza de poder llevarse todas las máquinas en silencio, pero los operarios llegaron a tiempo para impedirlo y están custodiando todo en la fábrica hace 10 días. El Gobierno de Catamarca trabaja sin descanso para encontrar un empresario responsable que siga adelante con la planta y sus trabajadores.

A fin de enero de 2022, Carlos Vilariño contó a BAE Negocios que iba a invertir 300 millones de pesos para aumentar la capacidad de producción de su planta de Villa Soldati y  abrir dos nuevas plantas en La Rioja y Catamarca con 6 líneas de producción cada una. Su idea era pasar de fabricar un millón de prendas al año a 2,5 millones. Entre sus principales clientes figuraban Mimo, Grisino, Topper, Penguin, Cristobal Colón, y 47 Street entre otras. Sacó prestamos a la Caja de Prestaciones Sociales de Catamarca (Capresca) y no pagó ni una cuota por eso ya se ejecutó el seguro de caución por el crédito. Solicitó otro crédito al Banco Nación que tampoco pagó, lo mismo hizo con entidades riojanas y los bancos ya ejecutaron judicialmente.

Dos años atrás, se lo veía muy entusiasmado a Vilariño que repetía: “Hoy es imposible abastecer la demanda…hay una tendencia mundial que ya no tiene retorno, la velocidad de la venta online y los retails exigen una velocidad de producción que necesitan que las plantas estén cerca, no a miles de kilómetros de distancia. Por eso, hasta Alemania y Estados Unidos con la pandemia vuelven a confeccionar”. De toda esa cartera de marcas que lo acompañaban al inicio sólo retuvo a Cheeky, Mimo, Grisino, Cristóbal Colón y sumó a Como quieres que te quiera. Desde su entorno confirman que todo el trabajo ahora se hace en la planta porteña que tiene 340 trabajadores.

Desde el sector textil, sabían que no tenía buenos antecedentes por diversas deudas anteriores. Las razones que da Textilcom para cerrar las dos plantas son que “hubo una bajada super abrupta de los consumos de las marcas, fue sistemático desde octubre a abril. Después de tener tres reuniones donde nos dieron de baja producción proyectada, porque las marcas decidieron importar, no había forma de abastecer de trabajo a las plantas”.

Los trabajadores de la planta de Catamarca dan otra versión. Explican que “la planta tuvo trabajo de sobra hasta antes el cierre. Desde febrero que no estábamos cobrando el sueldo bien, en marzo nos pagaron en cinco cuotas, en abril acordamos que lo pagarían en tres y sólo nos pagaron 130.000 pesos y nada más. Cuando nos correspondía la segunda cuota no la pagaron, el lunes llegamos a la fábrica y nos mandaron a casa. Debíamos volver un miércoles a trabajar. Pero el martes nos enteramos que había movimientos raros y llegamos  y ya tenían las máquinas embaladas. Necesitamos ayuda, tenemos las cuentas vacías y somos 132 familias”, Vanesa Jerez, una trabajadora que está casi desde el inicio de la planta en Catamarca. Hace diez días que los trabajadores hacen guardias para impedir que retiren las máquinas, ya recibieron los telegramas de despido de Textilcom.

Desde el Gobierno de Catamarca se alentó la creación de un polo textil con firmas de renombre en 2022. La noticia del cierre los tomó por sorpresa, si bien hubo varios algunos indicios, como el no pago de las cuotas de los préstamos, el no acogerse a beneficios impositivos que daba la provincia como la exención de ingresos brutos provinciales, impuesto a sellos, entre otros.  

Sebastián Caria, el ministro de Industria, Comercio y Empleo de Catamarca, señaló a BAE Negocios: “estamos buscando a alguien que retome la actividad y pueda darle trabajo a toda la dotación, lo antes posible. Nos contactaron seis interesados, algunos ya visitaron la planta. Les ofrecemos la fábrica llave en mano, así como se cerró para que pueda volver a trabajar ya. Si bien las máquinas le pertenecen al propietario, estamos en negociaciones y las puso a disposición. La planta no será desalojada, entendemos que los trabajadores quieren cuidar que nada se toque, están con consigna policial. Como el dueño Carlos Vilariño ya mandó los telegramas de despido, la indemnización la paga él. No nos dio ni a posibilidad de hacer un Preventivo de Crisis, nada”.

Aunque los nombres de los interesados se mantienen en reserva, ya fueron dos interesados a recorrer la planta y otro tuvo una reunión por zoom. Si bien la planta se especializaba en confección de punto, los trabajadores tienen experiencia para confeccionar otra clase de prendas como camisas y otros productos. Hay interesados con empresas a nivel nacional y también catamarqueños, algunos tienen licencias importantes, otros trabajan a fason y alguno tiene marca propia y le interesa hacer pie en el norte.

Desde la Cámara de la Indumentaria se mostraron preocupados por la situación y se encargaron de dar su aval para alguno de los interesados. La industria textil en Catamarca, como en el resto del país está en alerta. Algunas empresas de la provincia ya suspendieron horas extras, no trabajan los sábado y otras comenzaron a licenciar a sus trabajadores o adelantar las vacaciones.    

En el sitio de presentación de la fábrica de indumentaria Textilcom, hay una parte dedicada a seducir nuevos empleados y aseguran ser: “Un lugar de trabajo ameno en donde cada uno de nuestros empleados se sientan cómodos, respetados, valorados y puedan desarrollarse integralmente”. Algo que no se cumple con la deuda de salarios, ni en la forma en que la empresa quiso vacíar y cerrar las puertas de la fábrica sin preaviso. Por ahora, los operarios de Catamarca tienen esperanzas, nada se menciona de la planta cerrada en La Rioja.