Recomendaciones

Historias deportivas hechas cine para disfrutar en Disney+

El deporte (curiosamente nunca nuestro fútbol, pero otro día hablamos de eso) ha dado extraordinarias películas. Ahora que estamos todos con las Copas y el suspenso del once contra once, vamos a ver qué hay al respecto en la grilla de Disney+. Para todos los gustos.

ldesposito

Tres eventos marcan nuestro universo audiovisual en estos días: la Copa América y la Copa Europea, y el relanzamiento de Disney+ ya con Star+ adentro. Lo segundo lo explicamos fácil: si tenía las dos plataformas, las va a ver todas en Disney+. Mismas películas y todo. Si le quedó por la mitad El Encargado, sígala desde donde dejó en Disney+. No hay más que explicar, salvo que ahora hay abonos aparte para deporte en vivo. Esa es otra historia y no nos compete, aunque sí nos competen las películas deportivas, así que vamos a por ellas, porque la grilla reunida de ambas marcas tiene varias de las mejores.

Vamos con un clásico menor de los noventa, Jamaica Bajo Cero, de Jon Turteltaub, un director que a veces la pega. Se basa en un hecho real: unos pibes jamaiquinos que quieren clasificar en las Olimpíadas de Invierno sólo para conocer la nieve. Y entrenan en Jamaica, donde la única nieve se consigue -con suerte- raspando un freezer. Aunque se vendió como una "comedia disparatada", resulta otra cosa mucho más noble: cómo aparece realmente una ética deportiva, cómo poco a poco los bromistas se toman todo en serio, como una auténtica vocación. De paso, uno de los últimos (y mejores) papeles de John Candy en la pantalla grande.

Quizás sea excesivo decir que el pool es un deporte, aunque sea un juego en el que la habilidad física juega un rol central. Igual no importa: una de las mejores y más amables películas de Martin Scorsese, la que finalmente le dio el Oscar que siempre mereció a Paul Newman (y no se lo dio a quien todavía lo espera, Tom Cruise) es El color del dinero. Que tiene su curiosidad: en realidad es una secuela, la de The Hustler, clásico de los sesenta dirigido por Robert Rossen. Aquel jugador joven que cometía un error ahora encuentra a un probable discípulo y lo lleva hasta un campeonato donde, claro, van a enfrentarse. Más allá de que las partidas están muy bien filmadas, El color... tiene de Scorsese la sequedad de los personajes, la idea de una tradición que puede ser traición, y una falsa relación maestro-alumno. En lugar de balas, tacos, pero la dinámica es la misma.

Otra que es una gran película -una de las mejores lejos en los últimos diez años- es Contra lo imposible (prefiramos el original: Ford Vs. Ferrrari) donde Christian Bale y Matt Damon tratan de crear un auto de carrera que le quite las 24 horas de Le Mans a la marca italiana. Hay mucho para ver, porque también el juego de las empresas y la competencia entre ellas es en sí mismo un deporte (está tratado de ese modo), pero lo que destaca es la relación de amistad entre los protagonistas y, en el tramo final, la bella reconstrucción de Le Mans. También es una película sobre la caballerosidad, sobre el reconocimiento de algo que va más allá de las máquinas: vean el gesto de Enzo Ferrari. Y sí, pueden llorar también.

Seguramente hay una y sólo una película sobre ese ¿deporte? que jugábamos de chicos en el colegio, el quemado. En inglés se llama dodgeball y el filme del que hablamos es Pelotas en juego, inspirado (muy, pero muy lejanamente) en un hecho real. El director es Rawson Marshall Thurber (un indie estadounidense cuyo único acercamiento a lo masivo fue este filme) pero los que mandan son Ben Stiller y Vince Vaughn. El primero es el dueño de una franquicia de gimnasios que quiere quitarle el propio al segundo, y todo se reduce a un campeonato nacional de "quemado". Los lugares comunes de "los de abajo que ganan", todos, aparecen subvertidos hasta el absurdo. Stiller crea a uno de sus personajes más desagradables y entre los secundarios aparece un maestro del deporte interpretado por el gran Rip Torn. El encuentro final está lleno de suspenso, además.

Y siguiendo con las comedias desaforadas, debemos asegurar que El aguador es de las mejores realizadas por Adam Sandler. Allí interpreta a un muchacho con pocas luces (su madre la personifica la gran Kathy Bates en un trabajo cómico y muy tierno a la vez) que resulta un prodigio como jugador de foot-ball americano. De hecho, la película disuelve poco a poco tanto para sus criaturas como para el espectador (y esto es un alarde perfecto de guión y de dirección) el rechazo que debe causar Sandler con su criatura en los primeros minutos. Absolutamente cómica y absolutamente equilibrada.

Ahora bien: si hay un director que dedicó su trabajo a analizar el deporte, ese es el guionista y director Ron Shelton, el de aquel clásico llamado La bella y el campeón. Sin embargo, es probable que su mejor película sea Los blancos no las saben meter (o, si va a buscarla, White men can't jump), cuyo título real no tiene nada de doble sentido y expresa, literalmente, un lugar común: que sólo los afroamericanos son capaces de hacer volcadas. Pero el filme va por otro lado: es la historia de dos pequeños estafadores callejeros (Wesley Snipes y Woody Harrelson) que juegan un basquet "dos a dos" perfecto. Al punto de que dejan de lado la pequeña ventaja y la trampa en los callejones para competir de verdad. Pero la película no es sólo eso: es la historia de una amistad y un paisaje social (la novia que interpreta Rosie Pérez, cuya ambición es llegar a un concurso televisivo, por ejemplo). La parte "básquet" está filmada como los dioses y la comedia realista, dirigida con precisión. Clásico.

Esta nota habla de: