La actividad industrial crecerá alrededor del 15% y mostró a un sector en recuperación luego de una recesión de tres años, con estancamiento de otros 10. Las estadísticas que mostró la Unión Industrial Argentina (UIA) dejaron claro que el humor de las fábricas mejoró a medida que la reactivación impactó en la producción manufacturera. Pero a la vez, dejó incertidumbres para el 2022, con alarmas que se centraron en la inflación, la macroeconomía y la presión impositiva.

Sucede que el 57,3% de las empresas encuestadas por la central fabril más representativa del país respondieron que la "inestabilidad de precios" es el principal problema para el sostenimiento del crecimiento en la actividad. El problema inflacionario tiene doble impacto en la producción nacional, debido a la suba de precios mayoristas (que en 2021 acumuló 51,3%, por encima del IPC) se combina con los controles del Gobierno que impiden trasladar mayores costos.

Otro de los puntos conflictivos que ven los industriales para el 2022 es la "incertidumbre macroeconómica". Allí, la brecha cambiaria es la muestra de los males, según los propios empresarios. "Las cuestiones negativas de la macro no permiten asegurar un proceso de inversión y de creación de empleo. Estamos en una trampa en donde tenemos un peor producto per cápita, el empleo formal registrado no crece significativamente y la inversión va a cuentagotas", analizó el director del Centro de Estudios (CEU) de la UIA, Pablo Dragún, consultado por BAE Negocios.

El CEU realizó cuatro encuestas durante todo el año para mostrar la evolución de la situación en las fábricas. De la última surgió el panorama a futuro, en donde la presión impositiva escaló en las preocupaciones. Allí, se entiende el por qué la cúpula de la UIA salió a cuestionar el fin de las condiciones del consenso fiscal del 2017, que significaba una baja hasta la eliminación de los Ingresos Brutos. Las fábricas suelen pagar impuestos superpuestos entre provincias, municipios y Nación.

Falta de materia prima

Existe un punto de preocupación constante para la actividad industrial: los faltantes de insumos y de materias primas. Como lo definió el ministro Matías Kulfas, "problemas de crecimiento". Allí tallan dos temas en este momento. Por un lado, la falta de dólares en las reservas internacionales del país, que llevaron a ponerle límite a las importaciones; y por el otro, la crisis del comercio mundial.

"Subió mucho el costo del flete internacional, pero lo más grave es la incertidumbre de la llegada de la mercadería al puerto argentino. Por eso, los empresarios dicen que la materia prima más cara es la que no se tiene", sostuvo Dragún.

Allí se distingue lo mundial, con el cuello de botella que existe en el mundo ante la escasez de abastecimiento generado por la pandemia; y los problemas domésticos. "Tenés la inestabilidad ante el no cierre con el FMI, la inestabilidad de la macro que se evidencia en la muy alta brecha cambiaria y la fuerte inflación, con servicios públicos al consumidor que están con precios relativos muy distorsionados. Todo un combo que no permite pensar en ventajas sectoriales ante un contexto complejo", aclaró Dragún.

Fin de la recesión

La industria creció en 2021 alrededor del 15% interanual, de acuerdo con estimaciones preliminares que el CEU de la UIA difundió, con lo que cerró su primer año de incremento tras las caídas registradas durante el trienio 2018-2020.

Entre los factores que impulsaron la producción el año pasado, la UIA mencionó a "la recuperación económica internacional, los cambios en los patrones de consumo a favor de los bienes, la mejora en la situación sanitaria a partir de los avances en las campañas de vacunación".