La Justicia falló a favor de los carpinchos de Nordelta
El juzgado ordenó suspender construcciones, fumigaciones y controles químicos sobre los roedores que habitan el barrio privado
Los carpinchos volvieron a ganar una batalla. Esta vez, en los tribunales de San Isidro. El juez Guillermo Ottaviano, titular del Juzgado Civil y Comercial N°13, dictó una medida cautelar que protege a la fauna silvestre de Nordelta y ordena detener todas las obras que puedan dañar los humedales del Delta del Paraná.
La resolución prohíbe tres acciones de impacto inmediato:
La ejecución de obras La fumigación con productos nocivos para el ambiente La castración química de los carpinchos, método que se había implementado para controlar su población.Según el fallo, cualquier actividad en la zona deberá esperar hasta que se realice un estudio de impacto ambiental integral.
Una historia que se repite
Los vecinos y organizaciones ambientales venían alertando sobre la muerte de decenas de ejemplares en los últimos meses. De acuerdo con la ONG “La voz de los carpinchos”, al menos 46 animales murieron por desmontes, atropellamientos y alteraciones del hábitat.
El carpincho, especie protegida por la ley nacional de fauna y por un decreto bonaerense, se convirtió así en símbolo del conflicto entre la urbanización y los ecosistemas naturales.
Vecinos y ambientalistas insisten en que Nordelta debe implementar un plan de protección que incluya la recomposición del hábitat, la creación de corredores biológicos y el retiro de cercos eléctricos que impiden el paso de los animales. También reclaman carteles de velocidad y un centro de rescate para la fauna local.
Reivindicación
La causa fue presentada por la Asociación Civil “Callejero Casa Quiere”, que actuó “en representación de los carpinchos y demás animales silvestres del lugar”. El juez reconoció el derecho de estos animales a conservar su entorno, marcando un precedente ambiental que trasciende las fronteras del exclusivo barrio.
Mientras Nordelta evalúa apelar la medida, los carpinchos disfrutan, al menos por ahora, de un triunfo que reivindica su lugar en los humedales que habitan desde mucho antes de la llegada del cemento.