Los trabajadores y trabajadoras rurales nucleados en la Uatre le entregaron al Papa Francisco la iniciativa gremial resumida en el proyecto “Hambre Cero en la Argentina”. Ese plan apunta a coordinar la entrega de alimentos con dinámica federal a personas que hoy apenas subsisten por debajo de la línea de la pobreza.

En la iniciativa consideran posible coordinar al sector público, empresas, sindicatos y empresas, y en cuanto a la reacción de Francisco la comitiva de Uatre reveló que el Sumo Pontífice “uno de los primeros temas de que habló fue sobre los alimentos que se pudrieron y no fueron repartidos”, según reveló José Voytenco secretario general de esa organización.

El Papa recibió a dirigentes de la Uatre ocasión en la que le entregaron el proyecto que apunta a sostener con alimentos a la población de “alta vulnerabilidad” en el país.

La iniciativa según destacaron a BAE Negocios desde el gremio rural “fue elaborada por profesionales de esa unión, en el proceso que denominan de jerarquización de la Institución Uatre 4.0”. “Le entregué el proyecto al Papa y teniendo en cuenta su predisposición para con los trabajadores, trabajadoras y desocupados argentinos le pedí el acompañamiento de él y de la Iglesia para atacar el tema del hambre a nivel nacional y con una mirada federal”, comentó Voytenco.

En relación a las expectativas con las que cuentan a partir de la audiencia en el Vaticano, el sindicalista consideró que la recepción les abre esperanzas, y subrayó que el programa “es una posibilidad de llegar con algo concreto a la gente y, con una mirada federal, involucrar a los gremios, a los empresarios y el sector público. El planteo no es casual ni antojadizo, se da en el marco de que producimos alimentos y tenemos más del 50% de pobreza”.

El plan de la Uatre propicia una alianza entre las organizaciones de la sociedad civil y las gremiales para la implementación, con lo cual esperan activar el desarrollo y el establecimiento de alianzas como también la planificación de concretar los objetivos.

El detalle contempla la conformación de una estructura de distribución planificada de acuerdo a necesidades nutricionales, una red de alimentos que tenga base en el área de Desarrollo Social y contenga a los pequeños productores, como también una Mesa estadística y otra tecnológica que apunten y concreten la inclusión y sustentabilidad alimentaria.