La depresión económica continúa y la recaudación sufre las consecuencias (Parte II)

En la interacción entre el actual esquema económico y la recaudación tributaria sucede algo similar a lo que acontece con "aquel perro que se pasa el día tratándose de morder la cola"

Guillermo Moreno

Oportunamente, en la primera parte de esta saga (1) repasamos la altísima correlación existente entre el nivel de actividad económica y la posibilidad del Estado de obtener los recursos tributarios (y conexos) determinantes para conseguir un presupuesto equilibrado, deficitario o superavitario.

En este marco, el "cacareado" superávit fiscal primario de la actual administración libertaria se enfrenta, con precisión, a una "frontera de posibilidades de exhibición", que sustantivamente depende de la interacción de los ingresos contra los egresos. Ahora bien, por más "poda" que se realice sobre estos últimos, el defecto en la generación de recursos determina un "deadline" (una fecha límite) para el pretendido logro vociferado.

 Bien podría decirse, entonces, que el "meollo" de la cuestión pasa por comprender si las políticas monetaria, cambiaria, fiscal y de ingresos son inconsistentes para la permanencia del mencionado relato.

Adentrémonos en lo fiscal

Para una mayor aproximación al real estadio de los ingresos fiscales, en el cuadro se analiza lo más detalladamente posible (y haciendo las comparaciones del caso) lo que aconteció durante el primer semestre del corriente año y su comparativa frente a igual período de dos años inmediatos anteriores. 

La construcción demandó actualizar la recaudación nominal a junio de 2025 (con el objetivo de encontrar una moneda homogénea) por el Índice de Precios al Consumidor (IPC), elaborado por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC). Además, se resaltaron los rubros principales para simplificar la lectura.

Analizando lo sucedido, en los primeros semestres de cada periodo, con uno de los principales tributos, el Impuesto al Valor Agregado (IVA), varía de $34,9 billones en 2023 y $32,8 billones en 2024 a $30,9 billones en 2025, constituyendo una caída de 13% y de 6% respectivamente en su comparación frente a los primeros seis meses del año en curso.

Los totales recaudados también disminuyen un 10% y un 5%, siguiendo la misma metodología y en el orden ut supra mencionado. Por su parte, la comparación mensual muestra que la brecha entre junio de 2023 y junio de 2025 es aún mayor, en tanto que el contraste contra el sexto mes del 2024 no evidencia mejoras significativas.

 

 Datos de recaudación con ajuste por inflación 

También se d

ebe considerar que las posiciones de IVA para las pymes son las registradas como hecho imponible (la facturación realizada) noventa días antes debido a que estas pueden ingresar el saldo resultante en la fecha de vencimiento correspondiente al segundo mes siguiente al de su vencimiento original.

A su vez, el cálculo de la inflación se obtiene utilizando la metodología establecida (y puesta en práctica) en 2007, que subvalora el gasto en tarifas, con lo cual, con una correcta adecuación, que considere el mencionado defecto, la variación de precios y la diferencia de lo recaudado, dado los tarifazos en los servicios públicos en el último año y medio, serían aún mayores.

Naturalmente, en la interacción entre el actual esquema económico y la recaudación tributaria sucede algo similar a lo que acontece con "aquel perro que se pasa el día tratándose de morder la cola" (2), ya que...

Finalmente, agotado, desfallecerá

Y así será, pues el fenómeno descrito se agravará debido a la pretensión del Gobierno de utilizar al salario como variable de ajuste en el proceso inflacionario, siendo la no convalidación de paritarias nimias una prueba de ello.

También descree de la producción, dado que el ideario anarcocapitalista, al renegar de la planificación en el hecho económico, no prioriza la economía real, una situación palmariamente demostrada, al estar ausente, como centro de atención, de la agenda pública.

Todo ello impacta catastróficamente en las empresas, en el empleo y en los ingresos. La depresión autogenerada es el corolario de dicha actuación, acicateada por los problemas en las cadenas de pago, la mora y los incumplimientos de las obligaciones con el sistema financiero y el fisco (3) .

Esta insostenible situación, que genera una espiral descendente de decrecimiento, exige un giro copernicano en las políticas económicas para restaurar el equilibrio fiscal federal y la vitalidad del entramado productivo, permitiendo que la producción y el trabajo alcancen su esplendor.

Para ello, el conjunto de la dirigencia política, empresarial, sindical, social y religiosa debe, en forma mancomunada, sentar las bases de un Modelo de Desarrollo Económico Permanente y Sustentable (Modepys) con orientación a la producción que se inserte correctamente en el Nuevo Orden Internacional .

Lic. Guillermo MorenoLic. Pablo ChallúLic. Walter Romero

Agradecemos la colaboración de Roberto Nuesch

1- La depresión económica continúa… Parte I

2- La imagen del perro persiguiendo su cola, sin nunca atraparla, es una metáfora de una situación en la que se intenta resolver un problema, pero se vuelve una y otra vez al punto de partida, sin llegar a una solución definitiva. También se puede usar para describir una situación que se complica cada vez más, como si el perro se mordiera la cola, se hiciera daño y eso lo llevara a morderse aún más.

3- Por otro lado, el accionar conjunto de los gobernadores, incluso de los dialoguistas que acompañaron de distinta forma los proyectos gubernamentales, no sólo señala un problema de escasez y apropiación de fondos públicos, sino que indica que las condiciones productivas han comenzado a hacer mella sobre el territorio. Reclamando acción y políticas apropiadas, se aprobaron proyectos relacionados con la distribución de Aportes al Tesoro Nacional (ATN), cambios en la distribución de cargas impositivas en la comercialización del Impuesto a los Combustibles Líquidos (ICL) y el Impuesto al Dióxido de Carbono (IDC), eliminando o desviando gran parte de esos fondos que se consolidaban en Fondos Fiduciarios, para pasar a ser distribuidos automáticamente a las provincias, según los porcentajes establecidos por la Ley de Coparticipación Federal (Ley 23.548).

 

 

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