VISITAS GUIADAS GRATIS

La íncreíble historia del Palacio de Aguas Corrientes donde funciona Aysa

Se trajeron de Europa 300.000 piezas y fue construído como un rompecabezas. Cómo se puede visitarlo y cuándo son las visitas guiadas gratuitas al Museo del Agua

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Una de las joyas arquitectónicas de la Ciudad es el Palacio de las Aguas Corrientes, ubicado en la manzana comprendida por avenida Córdoba,  Ayacucho, Viamonte y Riobamba en el barrio de Balvanera. Funciona la sede central de Aysa, la empresa de aguas cuya privatización anunció el Gobierno hace pocas horas. Nada se sabe de su futuro, mientras tanto, reconstruimos su pasado.

La obra comenzó en 1887, su dirección exacta es avenida Córdoba 1950, hoy se ingresa por Riobamba. Su historia es increíble. El ingeniero sueco Carlos A.B. Nystromer y el arquitecto noruego Olaf  Boye plasmaron este gigante rompecabezas. Trabajaron con arquitectos locales como Juan Antonio Buschiazzo, Adolfo Buttner y Carlos Altgelt. Es tal su importancia que en 1989 fue declarado Monumento Histórico Nacional

“Todo ese esfuerzo arquitectónico fue para almacenar en su interior 72.700.000 litros de agua por día, que era lo estimado para el consumo de los porteños. Las paredes se proyectaron con la fuerte suficiente para soportar no sólo una pequeña parte del depósito, sino también para resistir el empuje de los pamperos. Las cuatro paredes de este palacio que mide desde adentro , unos 90 metros de costado y tiene una altura de 20 metros hasta la parte superior del parapeto, fueron capaces de resistir a esa presión sin apoyo entre sí, salvo en las cuatro esquinas”, contó Germinal Nogués en su libro “Buenos Aires, ciudad secreta”

 

El exterior del edificio se construyó como un rompecabezas de 300.000 piezas 

La construcción del edificio tardó 7 años y se dice que se construyó como un rompecabezas porque se fue armando, paso a paso, con piezas importadas. “El palacio suntuoso por fuera venía a decirle adiós a la fiebre amarilla y mostrarle al mundo que en Argentina se habían terminado las epidemias. Se hizo como un rompecabezas. Se trajeron de Europa 300.000 piezas importadas numeradas listas para armar. Lo que se ve en la fachada son piezas de terracota esmaltada vitrificada. Llegaban en barcos ingleses que se volvían con nuestros granos y ganado. Hay unos 500 planos en varios idiomas, tiene estilo francés pero los materiales son ingleses y las pizarras españolas. Lo único nacional son los escudos: el escudo nacional, de Rosario, de la Ciudad de Buenos Aires y de las 14 provincias que había en ese momento”, detalló a BAE Negocios, la periodista Mariela Blanco en su libro “Leyendas de ladrillos y adoquines”

Cuenta Germinal Nogués que “la provisión de la terracota de la ornamentación de las paredes del edificio fue contratada a Doulton y Cía. de Londres quienes subcontrataron la losa barnizada con la ‘Burmantofts Company’ de Leeds. La terracota constaba de unos 170.000 trozos, sin contar unos 130.000 ladrillos barnizados y se necesitaron no sólo un basto número de dibujos, sino también una cantidad correspondiente de moldes”. Si bien se pensó en utilizar materiales nacionales como mármol de Azul y granito de otras procedencias no fue posible por su alto costo. Se optó por usar mayólica y ladrillo barnizado, para el revestimiento externo. 

Otro dato color: la cubierta de 105 techos se hizo con pizarra verde traída de las canteras de Sedán, Francia. Hay dos cariátides emplazadas en los grandes ventanales centrales que dan a Córdoba y Viamonte y Riobamba.

 

Los escudos de 14 provincias, de Rosario, de la Ciudad y el escudo nacional están ubicados alrededor 

La última curiosidad es que este Palacio tuvo un famoso e intelectual detractor, el escritor español Vicente Blasco Ibañez, autor de “Los cuatro jinetes del Apocalipsis” y “Sangre y arena”. Según Nogués, el escritor solía decir “este palacio no es tal palacio. Tiene arcadas, grandes puertas y ventanales, pero todo fingido. En su interior no existen habitaciones. Sus cuatro fachadas imponentes enmascaran los muros de contención del depósito de aguas que ocupa en su interior. Los constructores quisieron embellecerlo con este enorme superfluidad, para que no afease las calles céntricas”.

Palacio o no Palacio para algunos, es uno de los símbolos de la Ciudad. “Funcionó hasta casi la mitad del siglo pasado hasta quedar vacío.  Con la avenida de Mayo que se hace en la misma época, comienzan a construirse edificios de altura y este sistema no permitía que el agua llegara a  los edificios altos. Comienza a quedar obsoleto y en 1940 se comienzan a buscar otras formas de conexión. A mitad de siglo, ya no quedó una gota de agua en sus 12 tanques”, agregó Blanco. Sumado a que la cantidad de habitantes e inmigrantes que llegaron superó las expectativas para las que fue planificado.  

 

Ocupa toda una manzana y llegan turistas de todo el mundo a foografiarlo 

La gran pregunta es por qué se hizo semejante inversión."La Argentina venía del cólera y de la fiebre amarilla, la población había quedado desvastada. Sólo la fiebre amarilla había matado al 13% de la población de aquel entoncess. Argentina tenía que dar un signo para mostrar que con el agua potable se terminaban las epidemias. Antes de eso los porteños juntababan agua de lluvia que la metían en los aljibes y la sacaban con un balde o se tomaba agua del río, que no era ni filtrada", explicó la autora del libro “Leyendas de ladrillos y adoquines”.

 

Cómo visitar el Palacio de Aguas Corrientes y el Museo del Agua
 

Vecinos y turistas se acercan especialmente a fotografiar esta gran obra. Los que quieran entrar y conocerlo pueden ir a las visitas guiadas gratuitas sobre “Museo del Agua y de la historia sanitaria” que se realizan lunes y viernes a las 11 horas y los martes y jueves a las 15 horas. Sin guiadas, abre de lunes a viernes de 9 a 13 y de 14 a 16 horas.  Para más info museo_del_agua@aysa.com.ar.

 

Los detalles del frente muestran la belleza del Palacio de Aguas Corrientes 

 

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