La independencia, un sueño lejano
Más de 2 millones de jóvenes no pueden independizarse por falta de condiciones a partir de que tienen un trabajo precario e ingresos irregulares, con costos básicos crecientes
El 85% de las personas trabajadoras en Argentina cree que independizarse hoy es más difícil que hace diez años. Y no es solo percepción: el 54% sigue viviendo con su familia y cerce de un 30% de aquellos que lo intentaron tuvo que volver, según el estudio Trabajo e Independencia realizado por Bumeran.
El principal motivo no sorprende: el 54% de quienes aún viven con sus familias asegura que no tiene trabajo o el que tiene no es estable. Otro 31% alega que, aun con empleo, el salario no le alcanza. En este contexto, solo uno de cada cinco jóvenes vive solo. El resto lo hace con su pareja, con amigos o con sus padres. Las razones son principalmente económicas y no se circunscriben únicamente al trabajo: la realidad inmobiliaria tampoco ayuda.
Los precios de los departamentos en venta aumentaron más de 6% en el último año, marcando el salto más pronunciado desde 2020. Así, vivir con los padres es cada vez más común, pero no por deseo sino por necesidad
En cuanto a los alquileres, el impacto es directo: un informe confeccionado por el Centro de Estudios Metropolitanos (CEM) reveló que los alquileres en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, por ejemplo, representan el 60% del salario promedio formal. "Incluso los trabajadores formales con ingresos medios enfrentan grandes dificultades para sostener un alquiler en el mercado formal", advirtió el documento.
De ahí es que, como marca una investigación de Tejido Urbano, más de 2 millones de jóvenes no pueden independizarse, aunque no por falta de voluntad sino por falta de condiciones. El trabajo precario, los ingresos irregulares y los costos básicos crecientes hacen que, para muchos, mudarse sea un lujo. "Existe una demanda latente de vivienda que no se está satisfaciendo", remarcó la entidad.
La situación en América latina
El principal motivo por el cual no se independizan en Panamá y en Ecuador es la falta de empleo (66% y 55%, respectivamente), mientras que a un 42% de los chilenos no les alcanza el salario y el 35% de los peruanos considera que su salario no es suficiente.
"En los últimos veinte años, en el agregado latinoamericano (promedio ponderado de quince países), la edad a partir de la cual el 50% o más de los jóvenes constituye un nuevo hogar (deja de vivir con sus padres o familiares) se desplazó desde los 26 a los 27 años", detalló Daniela Trucco, especialista de la División de Desarrollo Social en la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) ante Bloomberg Línea. En este sentido, señaló que "la precariedad laboral juvenil en América latina se ha consolidado como una problemática estructural que tiene impactos en múltiples indicadores socioeconómicos".
Según los datos recogidos por la CEPAL en el Panorama Social de América Latina y el Caribe 2023, los jóvenes de entre 15 y 24 años perdieron su empleo a una tasa mucho mayor que la población adulta durante los dos años críticos que abarcó la pandemia. Es así que entre 2020 y 2022, la tasa de desempleo juvenil alcanzó el 26,6% frente a un 10,2% de la población adulta.
Sumado a esto, el fenómeno de informalidad "perpetúa un ciclo de exclusión en el cual la vivienda digna se convierte en un bien inalcanzable. En este sentido, sin un empleo formal que les permita acceder a crédito bancario, y enfrentando elevadas tasas de interés en préstamos no bancarizados, estos jóvenes quedan atrapados en una espiral de vulnerabilidad económica".
Informalidad: un problema común
Sin trabajo formal no hay créditos. Y sin crédito, las posibilidades de independizarse se achican considerablemente. En Argentina, "entre mayo de 2024 y febrero de 2025 se sucedieron diez meses consecutivos de crecimiento de la actividad económica, pero el empleo formal privado se encuentra estancado desde mediados de 2024", resaltó un informe del Centro de Estudios del Trabajo y el Desarrollo (CETYD) de la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM).
De este modo, el modelo económico vigente muestra dificultades para generar empleo registrado privado, mientras se disparan la desocupación, el trabajo precario y la ocupación en las plataformas digitales
La mitad de las personas trabajadoras en Argentina declara no tener empleo actualmente. Entre quienes sí lo tienen, solo el 20 % está en blanco y full time. En cambio, el 22% se desempeña de forma informal, freelance, part time o como pasante.
En este contexto, el 96% afirmó que se independizaría si consiguiera un trabajo estable o mejor remunerado. Pero cuando se les preguntó qué impide conseguir ese trabajo, el 43% indicó que carece de contactos y el 27% mencionó la falta de experiencia. Es decir, el talento y las ganas están, pero faltan oportunidades que los activen.
De todos los talentos que actualmente viven con su familia, el 28% ya había logrado independizarse y tuvo que regresar. De ese total, el 24% lo hizo porque perdió su empleo, el 20% no logró sostener los gastos con su salario, el 14% se separó de su pareja y no pudo afrontar los gastos y el 11% se vio impactado por el aumento del costo de vida. Estas cifras no hablan de un problema solo económico sino también emocional, ya que cada intento fallido erosiona la confianza y refuerza la idea de que vivir solos es una quimera.