CRISIS PRODUCTIVA

La industria alemana se hunde en una crisis sin piso a la vista

La fuerte caída de los pedidos es una nueva mala noticia para la que hasta no hace mucho fue la “locomotora europea”

BAE Negocios

La industria alemana atraviesa uno de sus momentos más críticos en años recientes. Los pedidos industriales cayeron un 5,4% en noviembre en comparación con octubre, cuando ya habían registrado una baja del 1,5%. En términos interanuales, el descenso alcanzó el 2%, marcando una tendencia que preocupa a los analistas. Según Vincent Stamer, economista del Commerzbank, la caída de los grandes pedidos explica en parte la debilidad de las cifras recientes, aunque también refleja un panorama sombrío para la mayor economía de Europa.

Stamer advierte que, si bien al excluirse los grandes pedidos hay un leve repunte del 0,2%, este porcentaje es insuficiente para señalar una recuperación. "Todavía no se vislumbra una mejora real en la industria fabricante alemana", subraya. Su colega Carsten Brzeski, economista jefe de ING, coincide: "Aunque hemos tocado fondo, no hay señales claras de cambio. Las carteras de pedidos siguen debilitándose, y los elevados inventarios no auguran un buen desempeño para los próximos meses".

 

Factores coadyuvantes

La pérdida del gas barato ruso tras la guerra en Ucrania y las agresivas subas de tasas de interés son solo algunos de los factores que han agravado la situación. Además, los costos energéticos, lejos de estabilizarse, parecen consolidarse como un problema estructural. Por su parte, el modelo alemán basado en exportaciones de alto valor agregado enfrenta un desafío adicional: la competencia de China, que ha pasado de ser un gran cliente a convertirse en un rival feroz en sectores clave como el automotriz.

El sector automotriz, habitualmente una de las joyas de la corona de la industria alemana, enfrenta tiempos difíciles. Las plantas de fabricantes como Volkswagen lidian con rumores de cierres y despidos masivos, mientras la competencia china se posiciona como una amenaza creciente en el mercado global.

 

Una economía sin reacción

A nivel interno, los indicadores tampoco ofrecen alivio. Las ventas minoristas, que apuntaron el consumo privado en el tercer trimestre, no han mantenido su ímpetu en el cuarto. "Si las compras navideñas no logran sorprender positivamente, el consumo privado seguirá cayendo", advirtió Brzeski, quien también predice "una ligera recesión invernal".

El Bundesbank, por su parte, proyecta un crecimiento mínimo del 0,2% para 2024, insuficiente para revertir el estancamiento económico que ha caracterizado a Alemania en los últimos años. Esta debilidad económica será un tema central en las elecciones del próximo 23 de febrero.

 

Fragmentación política

El actual canciller Olaf Scholz, de la coalición socialdemócrata, enfrenta un panorama político complicado tras un mandato empañado por crisis superpuestas: la pandemia, la guerra en Ucrania, el aumento del costo de vida y la débil demanda china. Las divisiones dentro de su gobierno tripartito con verdes y liberales han impedido una acción coherente frente a estos retos.

De acuerdo con las encuestas, Scholz podría ser desbancado por Friedrich Merz, líder de la oposición conservadora CDU/CSU. Sin embargo, incluso con un cambio de liderazgo, los desafíos económicos persisten, con la posible imposición de aranceles estadounidenses bajo una eventual presidencia de Donald Trump sumándose a la lista de problemas.

La única fórmula viable para gobernar parece ser una gran coalición entre conservadores y socialdemócratas, como en la era de Angela Merkel. Pero las divisiones políticas y el auge de la ultraderecha de Alternativa para Alemania (AfD) como segunda fuerza complicarán la negociación de temas clave, como una reforma constitucional para flexibilizar el freno de la deuda y permitir mayor inversión pública.

 

 

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