Desde principios de 2025, los muñecos “Labubu” desataron una auténtica revolución en el mundo de la moda, convirtiéndose en un objeto de deseo tanto para los coleccionistas como para la Generación Z. Estos adorables peluches, diseñados por el artista hongkonés Kasing Lung, se han transformado en una tendencia mundial que ha logrado captar la atención de celebridades y aficionados por igual.

Los Labubu, que se destacan por su suave pelaje, colores vibrantes y ojos saltones, han irrumpido con fuerza en las redes sociales. Su popularidad se ha visto impulsada por la viralidad de los videos de “unboxing” y las instantáneas que los muestran como accesorios adorables en mochilas y bolsos. No solo han conquistado a jóvenes de todas partes del mundo, sino que figuras argentinas como Wanda Nara y Rodrigo De Paul han incorporado estos muñecos a su estilo personal, lo que ha contribuido a su visibilidad en el entorno local.

La esencia de los Labubu radica en el concepto de sorpresa que los acompaña. Cada figura se vende empacada de forma que el comprador no sabe cuál recibirá hasta abrirla. Esto, sumado a su diseño único y a la multiplicidad de opciones—más de 300 variaciones que incluyen ediciones especiales temáticas—ha hecho que el coleccionismo se convierta en una actividad aún más atractiva. Las temáticas incluyen festividades y elementos de la naturaleza, lo que permite a los aficionados personalizar su colección.

El origen de estas figuras se remonta a 2015, cuando Kasing Lung decidió plasmarlas en un modelo de muñeco, inspirado en historias de mitología que le apasionaron desde su infancia en los Países Bajos. La mezcla de estas influencias culturales ha permitido a los Labubu cautivar a una amplia variedad de públicos, desde entusiastas del arte y los juguetes hasta quienes simplemente buscan un elemento de diversión en su día a día.

En Argentina, el precio de los Labubu originales, que tienen un costo de 21.99 dólares en la página oficial de Pop Mart, ha llevado a algunos comerciantes a importar estas figuras para revenderlas. Sin embargo, la aparición de versiones no oficiales ha generado un mercado paralelo donde los precios oscilan entre los $15.000 y $30.000, disponibles en lugares como el Barrio Chino de Buenos Aires o en plataformas como Mercado Libre.

En medio de este fenómeno, la presencia de Rodrigo De Paul ha sido especialmente significativa. El futbolista, que recientemente se dejó ver con un Labubu “argentinizado”, ataviado con la camiseta número 7 de la Selección Argentina, se ha convertido en un embajador involuntario de esta tendencia. Su elección de accesorio desató una marea de reacciones en redes sociales, mostrando cómo la intersección entre deporte y cultura pop puede influir en el gusto y las aspiraciones de los jóvenes argentinos.

De esta manera, los Labubu no solo se consolidan como un simple juguete, sino que se convierten en un símbolo de la moda contemporánea que atraviesa fronteras y conecta a diversas generaciones alrededor de la creatividad y el coleccionismo.