Las princesas de Disney, del 1 al 10
Aunque usted no lo crea, Disney sólo hizo en vida tres cuentos de hadas en forma de películas; la mayoría de los que conocemos vinieron después. Dado que este fin de semana se estrena la versión con actores de Blancanieves, vamos de la peor a la mejor de las clásicas animadas. Sí, claro que las puede ver cualquiera. El cine es eso.
No, no queremos entrar en la ya repetida polémica de si es necesario hacer los clásicos animados de Disney con actores. A esta altura, y dado que todo está disponible en la plataforma Disney+, le dejamos el trabajo a usted. Si quiere nuestra opinión, la única buena buena de estas versiones es El libro de la selva, que no es un cuento de hadas sino la adaptación de un libro de Rudyard Kipling (la versión “con actores” realmente recupera la parte salvaje y épica de los relatos originales). Vamos a dejar eso de lado. Aquí venimos a ponerle puntaje a las películas “de princesas” que la empresa hizo desde su debut en largometraje en 1938. Que son menos de las que usted imagina
Por ejemplo: Disney, en vida, sólo hizo tres cuentos de hadas, que puntuamos a continuación de menos a más:
La Cenicienta (1950)
Fue la película que trajo de vuelta al estudio después de una mesesta sin largometrajes de verdad durante los años cuarenta, y uno de los éxitos más grandes de la firma. Tiene a favor que es breve, que no se va demasiado por las ramas (aunque por momentos parece que es más importante la trama de los ratones y el gato que el cuento central) y refleja los valores de la Era Eisenhower: una chica podía ser ama de casa pero el glamour era casi una obligación. Dejando de lado este detalle de época, es buena sin asombrar gráficamente, y funciona bien la combinación de comedia “cartoon” y drama romántico, aunque se integran más bien poco. 7 (siete).
Blancanieves y los Siete Enanitos (1937)Aún hoy, si se actualizan los datos por inflación, la película animada más recaudadora de toda la historia, décima en el ránking de filmes más vistos en general. Técnicamente es una proeza increíble y el uso de la cámara multiplano, que proveía una impresión de realista 3D, hace que sea aún hoy algo que asombra la vista (mucho más si se tiene en cuenta que se hizo todo a mano). Posee una de las secuencias más terroríficas de la historia del cine (la huída de Blancanieves por el bosque) y combina elementos de la ilustración infantil y del cine de terror de entonces, el que hacía la Universal. Eso sí, tiene algún que otro bache narrativo, gags que se vuelven demasiado largos, por ejemplo. Pero es histórica. 8 (ocho).
La Bella Durmiente (1959)Influido por la animación moderna, que ya no buscaba ser “igual” a la realidad sino jugar con el diseño, Disney armó esta película alrededor del ballet original de Tchaikovsky -básicamente la banda de sonido toma todos los temas centrales de esa obra- y tiene varias originalidades. Primero, el diseño de la gran Mary Blair, que se inspiró en las ilustraciones de los manuscritos medievales para los fondos. Segundo, que el relato se concentre en el Príncipe Felipe y en la bruja Maléfica, lo que le otorga a la parte final del filme una épica no demasiado frecuente. Y tercero, el uso de la pantalla grande y los colores planos con una paleta casi simbólica. Es de lo mejor que hizo la firma. 9 (nueve).
Con el renacimiento que ocurrió a partir de los años noventa, las películas “de princesas” se convirtieron en sólidas comedias románticas y musicales, que incluían además un aire satírico. Y no son tantas.
La princesa y el sapo (2009)El último filme de la Disney realizado en animación 2D, es también una “adaptación moderna” de un cuento clásico, que traslada la acción de un breve relato a la Nueva Orléans de principios del siglo XX. Aquí se combinan el humor, la música de jazz y algunas alusiones sociales que, en las películas de la “era tradicional” se dejaban de lado. Aún así, tiene muy buenos momentos aunque se notan en ocasiones ciertos elementos “a reglamento”, como una escena musical onírica donde cambian los colores y los diseños. 7 (siete)
La Sirenita (1989)Paralela al surgimiento de Los Simpson, la película logró redorar blasones para la firma con su historia de la sirena Ariel enamorada de un príncipe. Pero si el cuento original de Hans Christian Andersen iba por el lado trágico, aquí todo es comedia, la idea de que alguien tiene que aprender el mundo del otro. Y la villana Úrsula está diseñada para el lado satírico. Por momentos, es una especie de recapitulación de las tradiciones para un público que ya no veía la animación como algo infantil. Inauguró una nueva era para el cine y funciona bien aunque la animación ha progresado mucho, técnicamente, desde entonces. 8 (ocho).
Enredados (2010)Para Quentin Tarantino, de las mejores películas de ese año. Para nosotros, también. En realidad el cuento original de Rapunzel se transforma aquí en dos conflictos: el de la hija adolescente y la madre sobreprotectora, por un lado, y el del descubrimiento del mundo y del amor. La película, primer cuento de hadas realizado con animación 3D, es muy cómica y asume el punto de vista de Flynn, el “salvador” que en realidad es bastante torpe y bastante presumido como para ser un “príncipe”. Irónica en gran medida, con una buena cantidad de acción y aventuras, es sobre todo una comedia sobre lo complejas que son las relaciones de todo tipo. Grandes gags, y, a pesar de un punto de partida algo truculento, muy alegre en tono. 9 (nueve)
La Bella y la Bestia (1991)La primera película animada en ser nominada al Oscar “general”, es el punto más alto del renacimiento de Disney. No sólo porque transforma el cuento original en una comedia “de rematrimonio” (chica y chico se gustan, se pelean y se redescubren), ni porque sus cuadros musicales nunca se saturan de edulcorante (adeás de ser en alguna ocasión -Be Our Guest- casi experimentales), sino porque se las arregla para ser también una sátira política e invertir los lugares comunes de esta clase de relatos. Y es muy linda de ver, con muchos chistes en segundo plano que ponen en pie de igualdad emocional a todos los personajes. 10 (diez).