Las encuestas sobre músicos siempre son arbitrarias, reflejan el gusto de quien vota, pero no necesariamente la valía del artista. Si recordamos que en 1960 Coltrane llegó a ser silbado en la gira que hizo con Miles Davis por Europa, tendremos la pauta de que a menudo una obra destinada a perdurar puede no ser apreciada apenas surge.

La revista norteamericana DownBeat publica todos los años dos encuestas que suelen contar con amplia repercusión: una en la que votan críticos de distintos medios vinculados con la música y el jazz y otra en la que sufragan los lectores de la publicación.

La primera es más interesante en términos de resultados, puesto que la segunda recoge previsibles tendencias asentadas en la celebridad o notoriedad de muchos de los músicos que son elegidos.

En su última edición la encuesta en cuestión hace justicia con muchos artistas de jazz que a menudo no son parte del mainstream. En primer lugar, se recorta en el paraíso de los grandes del género Alice Coltrane, votada para integrar el Hall of Fame, ese olimpo donde conviven leyendas ya desaparecidas con algunos músicos aún en activo. En esta ocasión, Alice Coltrane se impuso por sobre Pharoah Sanders, Charles Lloyd y Kenny Burrell.

Alice McLeod -tal su nombre- murió en 2007, convivió durante cuatro años con John Coltrane y en ese breve lapso ambos lograron una comunión creativa que se tradujo en grabaciones y en giras. Pero con frecuencia esa colaboración ha dejado de lado la intensidad musical que desarrolló Alice al margen y después de Coltrane. Sus aportes a la improvisación en el jazz tienen ahora el reconocimiento que merece y sus discos están allí para dar testimonio de su fortaleza artística.

Otro extraordinario músico, el saxofonista Charles Lloyd, fue nominado como el artista del año en su instrumento. A sus 85, Lloyd no para: ofreció 22 conciertos en diferentes giras durante los últimos meses y publicó en 2022 tres discos en trío, con Bill Frisell, Julian Lage y Gerald Clayton entre otros, que recibieron unánimes críticas ampliamente favorables.

Por su parte Mary Halvorson fue destacada en los rubros guitarrista y disco del año, en este caso por su trabajo doble Amaryllis y Belladona, atrapantes grabaciones en las que brilla con diferentes formaciones. Halvorson, quien estuvo años atrás en Buenos Aires junto a Anthony Braxton, también quedó segunda en la categoría músico de año, detrás de Terry Lyne Carrington.

El resto de los rubros son clásicos: Kenny Barron como mejor pianista, Maria Schneider Orchestra como mejor big band, Ambrose Akinmusire como trompetista, Christian McBride como bajista y Cécile McLorin Salvant como vocalista.