Países de la OTAN ya destinan el 2% de sus PIB a gasto militar
Es el mayor porcentaje alcanzado desde la creación de la alianza
Por primera vez en la historia de la Alianza Atlántica, todos los países miembros alcanzaron el objetivo del 2% de sus PIB (Producto Interno Bruto) en gasto militar, con la sola excepción de Islandia, que por una cláusula especial no cuenta con Fuerzas Armadas ni obligaciones presupuestarias, a cambio de albergar bases de la OTAN.
Polonia es el país que más gasta en términos relativos, destinando al presupuesto militar un 4,5% de la producción nacional. Le sigue Lituania, superando el 4% por primera vez. De acuerdo con el medio español elEconomista. es, los países próximos a Rusia, como las repúblicas bálticas, Polonia, Dinamarca o Noruega son los únicos que superan el 3% del PIB en gasto militar anual, además de Estados Unidos.
El despliegue militar de estas naciones se debe al temor de que Moscú lance un ataque contra esta región de Europa cuando termine la guerra en Ucrania, algo que Rusia ha negado en repetidas oportunidades.
Cifras
El conjunto del gasto militar de todos los países de la OTAN excepto el de Estados Unidos es el más alto de la historia. Los aliados gastarán en conjunto este año 600.000 millones de dólares. Sumado el presupuesto de Estados Unidos, que en 2025 será de 980.000 millones de dólares, la OTAN invertirá 1,59 billones de dólares en defensa, equivalente a la economía de España.
El objetivo de gastar anualmente en defensa el equivalente al 2% del PIB de cada país fue un acuerdo negociado en la cumbre de Gales de 2014, celebrada seis meses después de que Rusia se anexionara la península de Crimea mediante un referéndum considerado ilegal por Occidente.
Objetivo
La llegada de Donald Trump a la Casa Blanca cambió las reglas de juego. Desde la campaña electoral, el presidente de EEUU había reclamado que los países debían alcanzar el 5% del PIB en gasto militar, nivel que ni Washington alcanzó en todo el siglo XXI, y que quedó pospuesto hasta el 2035.
Esta nueva cota se divide en dos partes: por un lado, los países deberán gastar un presupuesto militar directo equivalente al 3,5% del PIB. Por otro lado, el 1,5% restante se podrá emplear en conceptos ambiguos de seguridad como inversiones en infraestructuras, ciberdefensa, protección civil, etcétera.