Pesce se sumó al debate de los candidatos por la bola de Leliqs
En un comunicado con su firma, el presidente del BCRA afirmó que "asimilar la remuneración a las Leliq al déficit fiscal es un error"
El presidente del BCRA, Miguel Ángel Pesce, emitió este martes un comunicado de prensa en el que se metió de lleno en el debate por las Leliqs, uno de los puntos centrales del eje económico en el debate presidencial y sostuvo que es erróneo asimilar las Letras de Liquidez (Leliq) a la emisión para financiar al gasto público y que el volumen de estos pasivos decrecerá conforme la economía rebote tras la sequía y las empresas empiecen a demandar más crédito para crecer. "Asimilar la remuneración a las Leliq al déficit fiscal es un error que puede conducir a políticas equivocadas, impidiendo la futura aplicación del ahorro local a la inversión productiva y al financiamiento del consumo", concluyó.
Cabe remarcar que, habitualmente, el titular del BCRA no se manifiesta a título personal y que el grueso de las comunicaciones del BCRA salen con el respaldo conjunto de todo el Directorio tras las reuniones de los jueves. Esta vez, con un escrito titulado "Leliq, problema u oportunidad", retomó la explicación que había hecho sobre el rol social y económico de los pasivos del BCRA el último 22 de agosto y detalló que en la actualidad del país, los bancos tienen depósitos en pesos por unos 35 billones, de los cuales $18 billones son colocaciones a plazo fijo, mientras que el crédito al sector privado ronda los $12 billones. "Esta diferencia expresa el desbalance entre la capacidad prestable y la demanda efectiva de crédito", afirmó Pesce.
"A los efectos de canalizar los excedentes de liquidez y evitar que afecten negativamente a las tasas de interés, en especial las tasas pasivas (plazos fijos), el Banco Central interviene absorbiendo la diferencia a través de las Leliq, que alcanzan los 15 billones de pesos. La tasa de interés que paga el Banco Central por las Leliq remunera a los bancos que están obligados a pagar a los ahorristas y a las empresas tasas mínimas determinadas por la propia autoridad monetaria. De esta manera, se busca preservar el valor relativo del ahorro", dijo.
En este sentido, Pesce no solo se diferenció de quienes sostienen una relación causal inversa al decir que los bancos tienen un excedente porque las empresas no toman crédito, puesto que la tasa de interés activa les resulta prohibitiva y solo demandan créditos productivos a tasas subsidiadas; sino que también desestimó la idea de que hay un remanente de pesos en los bancos por encima de lo que el sector privado demanda producto de un exceso de emisión monetaria.
A su vez, el presidente del BCRA consideró que una vez que la economía supere la sequía y consecuentemente la restricción para importar y crecer, habrá un rebote económico que hará que las empresas demanden más créditos para crecer, achicando el excedente de pesos en el sistema bancario. En sus palabras: "La forma virtuosa de resolver este desbalance entre capacidad prestable del sistema bancario y demanda de crédito es que el ahorro de empresas y familias se canalice hacia la inversión productiva. En los próximos años, la limitación al crecimiento, originada en la restricción externa, se superará gracias al dinamismo exportador de sectores estratégicos tales como el petróleo y el gas, la minería, la agroindustria y los servicios basados en el conocimiento. Entonces, el financiamiento bancario será fundamental para impulsar el sendero de desarrollo. Para ello, es necesario preservar el valor del ahorro y desarrollar un mercado de capitales y financiero doméstico profundo y transparente".
De allí, que Pesce concluyera que un diagnóstico erróneo sobre el origen del desbalance causante de la bola de Leliq puede arruinar las posibilidades de financiamiento en pesos para que las empresas vuelvan a crecer pasada la sequía. Al cierre de septiembre, entre Leliq y pases pasivos (instrumentos análogos, pero de más corto plazo), el BCRA mantenía una deuda con los bancos del orden de los $21,5 billones, es decir 3,3 veces la cantidad de pesos que el mercado efectivamente demanda, expresados por una Base Monetaria de casi $6,5 billones. Sobre estos paga una tasa efectiva anual del 209,445%, lo que genera una inyección adicional de pesos que el sector privado no demanda. Hace un año atrás, estos pasivos del BCRA representaban 2,1 veces la Base Monetaria.