¿Por qué algunas personas se ríen solas? La psicología analiza este hábito

Las conductas cotidianas pueden tener múltiples interpretaciones según el contexto, la personalidad y el estado emocional de cada individuo. Los detalles, en la nota.

JPFiaschi

Reírse solo suele generar sorpresa, dudas e incluso mitos. Muchas veces se lo asocia erróneamente con inestabilidad emocional, cuando en realidad la psicología moderna lo entiende como un comportamiento frecuente, funcional y hasta saludable. Este acto íntimo puede revelar procesos internos beneficiosos, maneras de gestionar emociones y formas personales de interpretar el mundo.

Un fenómeno humano más habitual de lo que parece

Aunque la risa suele pensarse como un acto social, estudios recientes indican que más del 10% de los episodios de risa ocurren en soledad. La literatura académica incluso clasifica este fenómeno en cuatro tipos:

- Risa completamente solitaria

- Involuntaria en público

- Asistida por estímulos (como videos o audios)

- Solitaria en contexto social

La risa completamente solitaria surge cuando alguien recuerda, imagina o procesa algo divertido sin un estímulo presente. Lejos de señalar un problema, suele reflejar creatividad cognitiva, bienestar emocional y un diálogo interno cargado de humor.

Autonomía emocional y acto creativo

Investigadoras como Hélène Loevenbruck explican que reír en soledad funciona como un intercambio humorístico con uno mismo. Este ejercicio fortalece la identidad, la autoestima y la capacidad de sostenerse emocionalmente sin depender del entorno.

Dentro del humor existe un estilo llamado self-enhancing humor, donde la persona se ríe de su propia situación para sobrellevarla mejor. Este tipo de humor aparece muchas veces cuando se está solo, actuando como herramienta de resiliencia.

Procesar tensiones internas

Desde la teoría del alivio de la tensión, la risa opera como una válvula que libera estrés y energía acumulada. El neurólogo Vilayanur Ramachandran sostiene que la risa nerviosa o solitaria puede ayudar a procesar miedos o ansiedades internas.

Un estudio conocido como Laughie —una “prescripción de risa” practicada en solitario— registró mejoras del 16% en bienestar general, reducción de estrés, menos ira y mejor descanso. Incluso el fundador del yoga de la risa, Madan Kataria, recomienda reír al despertar como práctica cotidiana para equilibrar el ánimo.

Los casos donde sí puede ser una señal clínica

Como cualquier conducta humana, la risa solitaria también tiene matices a considerar. En ciertos cuadros neurológicos o psiquiátricos, como el síndrome del afecto pseudobulbar, algunas formas de esquizofrenia o demencias, pueden aparecer risas involuntarias, exageradas o fuera de contexto.

Este fenómeno se conoce como risa paradójica y se debe a desregulación emocional o desconexión entre la emoción real y la expresión.

Sin embargo, estos casos son excepcionales. La risa espontánea, voluntaria o asociada a recuerdos y pensamientos, no se considera patológica.

Beneficios cognitivos y emocionales

Reír activa circuitos cerebrales relacionados con el placer, como la corteza prefrontal ventromedial, liberando endorfinas y dopamina. Investigaciones citadas por el Dr. Lee Berk muestran que la risa reduce el cortisol, mejora el sistema inmune y genera efectos similares a un ejercicio suave.

Aunque gran parte de estos estudios se realizaron en entornos sociales, las prácticas individuales —como la terapia de risa o Laughie— demuestran beneficios comparables en relajación, ánimo y perspectiva positiva.

La risa en soledad no solo es natural: también puede ser saludable, creativa y emocionalmente útil. Entenderla desde la psicología permite derribar prejuicios y reconocer que este gesto íntimo acompaña procesos internos profundos. En muchos casos, reírse solo es una señal de bienestar y conexión con uno mismo, más que una conducta extraña.

 

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