Protección solar: cambiá para siempre tu relación con el sol
Aprendé cómo protegerte del sol para evitar daños en tu piel y disfrutar del verano sin riesgos.
El sol es fundamental para la síntesis de vitamina D y el bienestar general, pero una exposición sin control puede traer graves consecuencias.
Quemaduras, manchas, arrugas prematuras e incluso cáncer de piel son algunos de los riesgos asociados con una mala protección solar.
El uso diario de protector solar debe convertirse en un hábito innegociable, incluso en días nublados o cuando no estés al aire libre por mucho tiempo.
Elegí un producto con FPS 30 o superior y reaplicalo cada dos horas, especialmente si estás en contacto con agua o sudando mucho.
Claves para una exposición segura Evitá el sol directo entre las 10 y las 16 horas, cuando los rayos UV son más intensos. Usá ropa de colores claros, sombreros de ala ancha y gafas de sol con protección UV. Buscá sombra bajo árboles, sombrillas o estructuras cubiertas siempre que sea posible.
Además de los cuidados externos, consumir alimentos ricos en antioxidantes es una excelente forma de proteger tu piel desde adentro.
Incorporá frutas como naranja, kiwi, arándanos y vegetales de hojas verdes para potenciar tu defensa contra los rayos UV.
Es importante prestar atención a las señales de alarma en tu piel, como lunares que cambian de forma o tamaño.
Consultar con un dermatólogo regularmente es una medida preventiva que puede salvar vidas.
Cambiar la forma en que interactuás con el sol no solo cuidará tu piel, sino que también garantizará que puedas disfrutar del verano sin comprometer tu salud.
Protegé lo más valioso: tu bienestar.