Según críticos de los EE.UU., el mejor cine de 2020 pasó por plataformas
Para nadie es secreto que, ante la crisis titánica -el adjetivo puede sonar hiperbólico, pero es que así son las cosas- que padece el entretenimiento presencial (especialmente el cine), las plataformas adelantaron mucho en su competencia con las salas. Tampoco que esta temporada de premios dilatada por la pandemia, así como los balances de calidad, se concentran básicamente en lo que puede verse en casa, con excepciones. Variety lanzó ayer su lista de "mejores películas de 2020", a cargo de sus críticos titulares Peter Debruge y Owen Gleiberman. No son -ni por lejos- los mejores críticos del mundo (por mucho que se los espeje en ciertos medios locales), pero escriben en el medio que reconoce y marca las tendencias del mercado del entretenimiento en -básicamente- todo el mundo. Es decir, son influyentes en la industria. Sorpresa: la mayoría de las películas que consideran "lo mejor" (con dos o tres excepciones) están o estarán disponibles en plataformas.
Desde la taiwanesa A Sun (una saga familiar sobre la clase trabajadora), hasta Mank, Ma' Rainey's Black Bottom, The Prom, o American Utopia, Netflix lleva la delantera en menciones. Aparece Soul, el más nuevo título de Pixar que saldrá a Disney+ el 25 de diciembre (sin "pago aparte", como sucedió en los EE.UU. con Mulan).
Varias películas de Amazon (Mangrove, Borat Subesquent Moviefilm, Herself) y algunos títulos de HBO Max (Bad education). Algunas películas son de plataformas independientes (la sueca A White White Day o Antebellum), y solo un par (la gran Nomadland, de Chloé Zhao, o Sorry we missed yoy, de Ken Loach) vienen del "cine cine". Entre estos títulos va a girar el Oscar, con toda seguridad. Muchos ya están globalmente disponibles y otros lo estarán antes de mediados de enero. Incluso -existe la posibilidad- aquellos que pasaron por salas en el raquítico circuito de festivales.
Dos enseñanzas. La primera, la producción audiovisual tiene asegurada una continuidad importante, aunque el negocio de las salas habrá de quedar totalmente replanteado y redimensionado en todo el mundo (será interesante ver qué sucede en la Argentina, país con pocas pantallas pero utilizado como "patrón" para el mundo hispanoparlante).
La segunda, la competencia por contenidos originales entre las diferentes plataformas (hoy un oligopolio global) va a ser feroz y, por primera vez, va a contaminar las "campañas" oscarizables. Que, corolario, quizás premien algo que muy pocos elegidos vieron en pantalla grande. Aunque a los productores no parece, tampoco, importarles demasiado.