Trump va por la independencia de la Fed
El equipo de Trump impulsa una reforma que limitaría las funciones del banco central. Bessent propone quitarle a la Fed su poder sobre el crédito y los bonos del Tesoro.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, fiel a su estilo de liderazgo personalista y disruptivo, se prepara a avanzar sobre uno de las “vacas sagradas” de la economía global: la independencia de la Reserva Federal (Fed). El líder republicano cree que el organismo debe alinearse con las necesidades políticas de la Casa Blanca y bajar con fuerza las tasas de interés. Esa visión no es nueva, pero ahora se traduce en una estrategia concreta.
El secretario del Tesoro, Scott Bessent, completó la primera ronda de entrevistas para definir quién reemplazará a Jerome Powell cuando su mandato al frente de la Fed concluya en mayo de 2026. Según reveló Financial Times, los candidatos fueron evaluados sobre la base de un artículo que Bessent publicó en The Wall Street Journal, donde plantea una transformación radical del banco central.
“Las extraordinarias herramientas de política monetaria desatadas tras la crisis de 2008 transformaron a la Reserva Federal con consecuencias impredecibles”, escribió Bessent, en una frase que sintetiza su visión: la Fed habría adquirido demasiado poder y su autonomía se convirtió en un obstáculo para la política económica.
Disciplinamiento
El funcionario sostiene que el uso excesivo de mecanismos extraordinarios, como la compra masiva de bonos y la expansión del balance del banco central, distorsionó la economía estadounidense. A su juicio, la institución intervino más allá de su mandato, alteró la política fiscal y generó incentivos perversos. “El balance de la Fed ha difuminado las fronteras entre política monetaria y fiscal”, advirtió.
Bessent propone reducir drásticamente la capacidad del banco central para intervenir en los mercados. Propone quitarle la autoridad sobre el sector financiero y limitar su balance —que actualmente ronda los 4,6 billones de dólares— solo a situaciones de emergencia. Desde su visión, la Fed se convirtió en un actor que sostiene decisiones fiscales erráticas, sin rendir cuentas cuando sus políticas fallan.
La ofensiva marca un cambio estructural. Trump busca designar funcionarios que compartan su idea de “disciplinar” al banco central, un mensaje que inquieta a los mercados y a los defensores de la estabilidad institucional. Varios analistas advierten que, de concretarse, la reforma implicaría modificar la Federal Reserve Act, un paso que requeriría mayorías legislativas difíciles de alcanzar.
Emergentes
Aun así, el debate ya alteró las expectativas financieras. La posibilidad de que la Casa Blanca limite la autonomía de la Fed reabre una discusión que parecía saldada tras la crisis de 2008: hasta qué punto puede un gobierno interferir en la política monetaria sin desatar turbulencias en el dólar, el mercado de bonos y el sistema bancario.
Para los asesores de Trump, el objetivo es “modernizar” la Fed. Para buena parte del establishment financiero, se trata de un intento por subordinar el banco central al poder político. Y en esa tensión se juega no solo el futuro de la Reserva Federal, sino el equilibrio económico de Estados Unidos.
Pero además, un eventual recorte de la independencia de la Fed tendría efectos inmediatos sobre los mercados emergentes.
Una baja abrupta de tasas o un cambio en la política monetaria estadounidense podría fortalecer el dólar y aumentar la volatilidad cambiaria en América Latina. Las economías con alta dependencia del financiamiento externo, como Argentina o Brasil, sentirían el impacto a través de una mayor presión sobre sus monedas y una caída en el flujo de capitales hacia la región. Un giro político en Washington podría, una vez más, redefinir el pulso financiero del continente.