JUSTICIA SOCIAL

25 de mayo y la Patria en deuda: el legado de Belgrano, más vigente que nunca

A 215 años de la Revolución, las ideas de libertad, producción y justicia social impulsadas, entre otros próceres, por el creador de nuestra bandera chocan con un presente de ajuste, intolerancia y derechos en disputa

Marcelo Damián Iglesias (*)

Cada 25 de Mayo, los argentinos revivimos una tradición que nos legaron “Los Padres de la Patria”, y que vuelve a cobrar sentido ante la soledad que genera iniciar un camino nuevo. Esa travesía —que alguna vez, nadie antes había recorrido— es algo más que una cuestión de actitud.

Ese sendero exige la valentía de quienes deciden avanzar, aun sabiendo que el precio puede ser tan alto como sus propias vidas. Porque ese era el contexto en 1810, cuando el riesgo era real, si sus ideas no prosperaban. Por ese andar, iniciaron una verdadera revolución: la que buscaba consagrar nuestra independencia e identidad.

Una gesta que también se propuso impedir el atropello sobre hombres y mujeres, y cimentar la autodeterminación de elegir el propio destino. Un futuro con respeto por la persona, y con una nación en la que hombres y mujeres pudieran realizarse en libertad.

Remontarnos a Mayo de 1810 nos obliga, por nobleza y por historia, a honrar el pensamiento, la vida y obra de uno de los ideólogos de aquella revolución: don Manuel Belgrano. Reconocido como creador de nuestra bandera, también fue impulsor fundamental de las bases para pensar La Argentina, con mayúsculas.

“La vida es nada si la libertad se pierde”, afirmó. También: “Es preciso contener la venganza y pedir a Dios que la destierre, porque de no ser así, esto es de nunca acabar y jamás veremos la tranquilidad”. Y señaló con claridad visionaria: “La agricultura es la madre fecunda que proporciona todas las materias primas que dan movimiento a las artes y al comercio”.

 

Podríamos seguir con sus palabras, sin dudas. Lamentablemente, 215 años después, parece que aquellas ideas y fundamentos que motivaron a los “Padres de la Patria” a pensar una Nación independiente van quedando en el olvido. O, peor aún, sepultadas por los algoritmos.

¿Por qué no decirlo? Se menosprecian esos ideales cuando el actual Gobierno Nacional impulsa medidas que limitan o directamente anulan derechos, negando además el concepto de Justicia Social.

Hoy nada es obvio. Ni siquiera el hecho de que, en tiempos de libertad y democracia, sea el pueblo —o una parte de él— quien ejerza el derecho legítimo a decretar una huelga o a marchar en reclamo de mejores condiciones de vida, de trabajo, o por nuestros jubilados, condenados una vez más al ajuste, la indiferencia o incluso la represión frente al Congreso, por citar algunos ejemplos. Apuntando al Estado como raíz del mal.

Y no deja de ser llamativo que la gestión del presidente Javier Milei contradiga principios fundamentales que sostenía Manuel Belgrano. Porque el creador de nuestra bandera promovía la industrialización -no por ego o capricho- sino para que nuestras materias primas se convirtieran en productos elaborados por nosotros mismos, generando desarrollo.

Cada vez que se decide abrir indiscriminadamente las importaciones, se le da la espalda a la producción nacional, justificando un ataque a nuestra matriz productiva con estrategias también “importadas”. Se las disfraza bajo el argumento de que el libre mercado es la herramienta para combatir la inflación, presentando registros como si fueran indicadores al nivel de los Países Bajos. 

Suena auspicioso, pero se parece más a un espejismo que a un milagro.

La realidad, sin embargo, nos espera a metros de nuestras casas: en el conurbano, en el interior, donde el aumento de los precios en productos básicos —como la leche, las verduras frescas o el pan— golpea con fuerza. Y todo esto sucede en el país de las vacas y el trigo.

Así es como nos alejamos de aquellas ideas fundacionales de “Los Padres de la Patria”. La intolerancia del Jefe de Estado, que niega incluso el saludo a su Vicepresidenta o al Jefe de Gobierno porteño, ya no es ni una anécdota ni un gesto de color. Es señal de un clima político que se aleja del espíritu republicano y plural que debiéramos honrar.

Está al alcance de la mano el ejemplo de Belgrano, quien abogaba por desterrar la venganza para que el país pudiera transitar sus tiempos con tranquilidad, pensando en el bien común y en el futuro.

Estamos convencidos de que la solución no es solo económica, sino ante todo colectiva. Y lo es también para no validar la intolerancia de quienes pretendan atentar contra la libertad de expresión, el derecho al reclamo, la defensa de la producción nacional, el bienestar del pueblo y otras bases fundamentales de la vida democrática.

El saludo “Feliz Día de la Patria” de cada 25 de Mayo tiene vigencia no solo por lo que se logró, sino también por lo que aún está pendiente. Incluso hoy, seguimos honrando las bases sólidas que nos legaron Belgrano y tantos otros, con respeto, pensamiento crítico y por la convivencia en paz más allá de toda diferencia.

 

(*) Abogado

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