La economía argentina registra un derrotero de permanente deterioro desde el 2014. En este marco, en "Llegó la supercrisis, evitemos la hipercrisis" (BAE Negocios, 13/05/2018) se advirtió que "Argentina enfrenta un escenario en el que convergen los desequilibrios fiscales de 1989 (que generó las condiciones para la renuncia de Ricardo Alfonsín a la presidencia) con los del sector externo de 2001 (con idénticos resultados para la presidencia de Fernando de la Rúa), forjando de esta manera las condiciones de una supercrisis". Así las cosas, los "déficits gemelos" transitaron de modo rampante la gestión del Frente de Todos, configurándose como una pesada herencia para el gobierno que lo sucediese. Ahora bien, la actual admnistración libertaria no solo no solucionó lo recibido sino que además lo agravó:

n el déficit fiscal total (DFT), bajo el criterio de devengado (usualmente utilizado por el buen hombre de negocios), e incorporándole los producidos en las administraciones subnacionales, orilla el 6% del Producto Bruto Interno (PBI)

n se deterioraron los ingresos de los trabajadores, activos y pasivos, así como también de los pensionados, en una intensidad absolutamente singular

n se destruyó la capitalización de cientos de miles de empresas, si se considera el valor actual del flujo futuro de ventas, en un contexto de depresión económica

n el sector externo, tal como puede observarse en el cuadro, calculado desde la "caja" del Banco Central de la República Argentina (BCRA) presenta un escuálido saldo positivo, pero que se revierte considerablemente cuando se incorporan las obligaciones (dividendos de las inversiones extranjeras, deudas por importaciones y pagos de bonos en moneda extranjera emitidos por la autoridad monetaria, entre otros) vencidas no honradas.

 

Ante este desolador panorama hay una sola calificación que tipifica el primer año de gestión libertaria...

Fracasó

La reversión del estado de situación bajo el esquema económico actual es prácticamente imposible. El mercado interno continuará sufriendo el alicaído consumo, ya que la masa salarial se seguirá deteriorando, así como también las lubilaciones y las pensiones, que estarán distantes de recuperar el mermado poder adquisitivo que presentaban el año pasado. Por su parte, el mercado externo está impactado por el deterioro sistemático del tipo de cambio, que encareció las exportaciones de bienes y de servicios del país. Finalmente, las inversiones, tanto públicas como privadas, no traccionarán la demanda, ya sea por decisiones políticas como por falta de rentabilidad.

Bajo estas circunstancias, la posibilidad de que se deba enfrentar un escenario de hipercrisis, donde la anomia sea el elemento destacado, aumenta su chance de ocurrencia. Naturalmente, debe ser evitada.

Para ello, el conjunto de la dirigencia política, empresarial, sindical, social y religiosa debe abocarse, bajo el estricto cumplimiento del orden constitucional, a consensuar una solución que tendrá como punto nodal el incremento de la actividad económica.

Como oportunamente se mencionó en ¡Hagamos Argentina industrial otra vez! (Parte I)" (BAE Negocios, 19/03/2023) y ¡Hagamos Argentina industrial otra vez! (Parte II)" (BAE Negocios, 11/06/2023), el Nuevo Orden Internacional facilita el logro del objetivo a partir de la reindustrialización del país.

Los instrumentos esenciales para su implementación devienen de la correcta utilización de los vectores de competitividad presentes en nuestro país, como la producción (abundante y barata) de alimentos y energía (1).

La manera de lograrlo ya se propuso en diversos artículos: "Arrenamientos rurales en la Pampa húmeda" (BAE Negocios, 20/09/2020) y "Modelo de Desarrollo Económico (Parte II)" (BAE Negocios, 28/08/2020).

El tiempo nos apremia y el Gobierno, en su conducta desquiciada, cita a Vladimir Lenin para difundir su decálogo revolucionario (2). Por el contrario, solo recurriendo a los principios y a los valores permanentes del sabio pueblo argentino se podrán encontrar las respuestas para tan compleja coyuntura.

¡Manos a la obra!

Lic. Guillermo Moreno

Lic. Pablo Challú

Lic. Walter Romero

Agradecemos la colaboración de Roberto Nuesch

 

 

[1] Los instrumentos a utilizar, entre otros, son básicamente:

un Tipo de Cambio Competitivo, que permita la expansión en terceros mercados de la producción local. Establecimiento de Derechos de Exportación (DE) junto con la promulgación de una “Ley de Arrendamientos Rurales en la Pampa Húmedas Compensada”. Así, se permitirá que el productor mantenga inalterable su rentabilidad, y consiga, una equilibrada distribución de las Rentas Extraordinarias (RE) internacionales en tanto debe, simultáneamente, emitirse un Bono (del Tesoro Nacional, a mediano y largo plazo, en moneda dura, a tasas de interés internacionales y transable en los mercados secundarios) para los Terratenientes que retribuya, en el tiempo, el “esfuerzo patriótico” que se les solicita, y que a su vez que sea transable en mercados secundarios, posibilitando desalinear el precio de los alimentos y la energía de origen fósil del internacional. Volver a colocar el precio de los alimentos en una relación justa y razonable con los ingresos populares (salarios, jubilaciones y pensiones), así como el de la energía, a partir de su análisis de costos, estimulando la competitividad y rentabilidad empresarial. una Administración del Comercio Exterior (ACE) que favorezca prioritariamente la generación del empleo doméstico.

[1] La Libertad Avanza, como partido responsable de la conducción de los destinos nacionales, a través de las redes sociales, dio a conocer su decálogo revolucionario. Luego de citar a Lenin con su famosa frase: “Sin teoría revolucionaria, tampoco puede haber movimiento revolucionario” los enumera: 1. Es mejor decir una verdad incómoda que una mentira confortable. 2. Nos importa un rábano la opinión de los políticos sobre casi todos los temas. 3. Nunca hay que negociar las ideas para rascar un voto. 4. A diferencia de la economía, la política sí es un juego de suma cero. Los espacios de poder que no ocupamos nosotros, los ocupa el adversario. 5. La única forma de combatir el mal organizado, es con el bien organizado. En La Libertad Avanza el que se desordena, se va. 6. Cuando el adversario es fuerte, la única forma de derrotarlo es con una fuerza mayor. Hoy, someternos a la exigencia de “las formas” es levantar una bandera blanca. Al fuego se lo combate con fuego. 7. Cuando el adversario canta retruco, nosotros cantamos quiero vale cuatro. Retroceder, nunca. 8. Dar la batalla cultural desde el poder no sólo es recomendable, sino que es una obligación. 9. La única forma de combatir al socialismo es desde la derecha. El extremo centro, sus posiciones y sus herramientas, son siempre y en todo lugar funcionales a la izquierda criminal. 10. Defendemos una causa justa y noble, muchísimo más grande que cada uno de nosotros. Las personas somos meros instrumentos en esta causa, y tenemos que estar dispuestos a dar la vida por ella.