Desde profecías religiosas hasta teorías modernas sobre meteoritos, cambio climático o guerras nucleares, la humanidad siempre intentó anticipar un desenlace global. La mayoría de estas predicciones nunca se cumplió, pero dejaron un largo historial de especulaciones.

En ese marco, una de las más resonantes fue la del físico y filósofo austro-estadounidense Heinz von Foerster, pionero de la cibernética, quien en 1960 desarrolló la llamada "ecuación del fin del mundo".

La ecuación del fin del mundo: qué predijo

En su estudio, von Foerster modeló el crecimiento de la población mundial bajo el supuesto de que no habría desastres naturales ni conflictos que interrumpieran esa curva ascendente.

El cálculo lo llevó a proyectar una "singularidad demográfica" hacia 2026.9, es decir, el 13 de noviembre de 2026, fecha en la que la densidad poblacional se volvería insostenible y llevaría a la humanidad a un colapso.

¿Profecía apocalíptica o advertencia científica?

Aunque la fórmula fue bautizada como la "ecuación del doomsday", no fue concebida como una profecía literal, sino como una alerta sobre los riesgos del crecimiento descontrolado.

Durante varias décadas, el modelo de von Foerster se acercó bastante a la realidad del crecimiento poblacional. Sin embargo, con el tiempo perdió precisión: en la actualidad, los especialistas remarcan que el crecimiento mundial se está desacelerando gracias a políticas de planificación familiar, avances tecnológicos e incluso a factores como el cambio climático.

El legado de Heinz von Foerster

Nacido en Viena en 1911, von Foerster emigró a Estados Unidos tras la Segunda Guerra Mundial y desarrolló su carrera en la Universidad de Illinois, donde creó el Laboratorio de Computación Biológica.

Fue uno de los impulsores de la cibernética de segundo orden, que sostiene que el observador forma parte de los sistemas que estudia. Este enfoque lo llevó a formular el constructivismo radical, la idea de que la realidad que percibimos es en gran parte una construcción de la mente.

Por qué sigue siendo relevante en 2025

Aunque el "fin del mundo" en 2026 se considera más un símbolo que un pronóstico, el estudio de von Foerster sigue vigente como recordatorio:

El crecimiento poblacional tiene límites. Los recursos del planeta son finitos. La sostenibilidad es un desafío central para el futuro.

Su predicción, más allá del dramatismo, abrió un debate que aún hoy atraviesa a la ciencia y la política: cómo equilibrar desarrollo, población y recursos en un mundo cada vez más tensionado.