En un nuevo episodio de la tensión bélica entre Rusia y Ucrania, un ataque masivo de las fuerzas rusas sobre Kiev ha dejado al menos cuatro personas muertas, incluyendo una menor de edad, y más de 40 heridos. El ataque, que se produjo en la madrugada, afectó a una veintena de localizaciones en seis distritos de la capital ucraniana, siendo el distrito de Solomiansk uno de los más afectados. El presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, ha calificado este acto como un "ataque terrorista deliberado".

El presidente Zelenski denunció que Rusia utilizó "casi 500 drones y más de 40 misiles" en un ataque que se extendió por doce horas, no solo en Kiev, sino también en otras ciudades como Jmelnitski, Sumi, Nikolaev, Odesa y Chernígov. En un mensaje en sus redes sociales, Zelenski afirmó que este ataque es una declaración de la verdadera postura de Moscú, que busca seguir luchando y matando. Además, hizo un llamado a la comunidad internacional para ejercer la "mayor presión" sobre Rusia.

En paralelo, la ciudad de Zaporiyia también sufrió un ataque que dejó decenas de heridos. Según el gobernador de la provincia, Ivan Fedorov, el enemigo lanzó al menos ocho ataques en la madrugada, afectando principalmente al distrito de Shevchenkivski. El ministro del Interior, Igor Klimenko, informó que más de 70 personas resultaron heridas y denunció que en algunos lugares, el ataque destruyó barrios enteros, calificándolo como un "atentado contra la humanidad".

Por su parte, el Ministerio de Defensa ruso destacó el "éxito" de su ataque masivo contra la industria militar-industrial ucraniana, afirmando que se alcanzaron todos los objetivos designados. Utilizaron "armas de precisión de largo alcance, aéreas y marítimas, y drones de ataque". Este ataque se produce en un contexto de creciente tensión internacional, justo después de la semana de la Asamblea General de la ONU, lo que subraya la urgencia de una respuesta internacional coordinada.