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Algunas joyas ocultas en el enorme acervo de Prime Video

Prime video es una de las plataformas más nutridas tanto en cuanto a cine como en cuanto a series. El problema es que resulta difícil de encontrar lo que queremos ver. Así que aquí recomendamos algunas pocas, de las muchas, películas que vale la pena buscar. 

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Cuesta encontrar películas que no sean ni las previsibles ni las ocultas en la grilla (extensísima, de las más "llenas" de hecho) de Prime Video. El gran problema es que la interfaz es poco amigable y las búsquedas no son del todo efectivas. Así que le vamos a dar una mano y recomendarle aquí algunos filmes de esa plataforma que merecen (absolutamente) atención y que, de no ser porque uno tiene memoria, vaya a saber si las encuentra.

Probemos con La presa, una de las últimas ficciones realizadas por William Friedkin. En un sentido es casi una reversión de Rambo: un tipo muy habilidoso que "se fue de límite" y mata, es cazado por el FBI y  llaman a quien lo entrenó para capturarlo. Pero la película (no por nada Friedkin fue uno de los más grandes cineastas contemporáneos, también de los más "malditos") va hacia otro lugar, al encuentro entre dos fuerzas  opuestas que parecen las dos caras de la misma moneda, aunque en Friedkin no son nunca moralmente equivalentes (piense en el padre Merrin y el Diablo en El Exorcista). Brillante uso del paisaje, de paso, y de los actores Benicio del Toro y Tommy Lee Jones.

Cloud Atlas, de las hermanas Wachowsky y Tom Tykwer, ya es una película de culto. Tom Hanks, Halle Berry, Hugh Grant, Hugo Weaving, Susan Sarandon y (muchos) más interpretan a varios personajes (a veces de diferente sexo) en seis historias que se encajan una dentro de la otra, e incluyen el thriller político, la ciencia ficción, la fantasía post apocalíptica, el melodrama romántico, la comedia de costumbres y varias cosas más. No, en serio, encima es buena y linda de ver. No hay películas así y difícilmente vuelvan a hacer algo parecido.

Hay dos clases de personas: los fans de Van Helsing y los que no la vieron. Intentó ser el origen de un superhéroe: Hugh Jackman es el todavía joven cazador de vampiros Gabriel Van Helsing y tiene que ir contra el conde Drácula, que está usando al Hombre Lobo y al Monstruo de Frankenstein en un experimento que le dé hijos. Nuestro Van Helsing tiene sombrero de cowboy y armas como un James Bond del Vaticano en el siglo XIX, y no falta absolutamente nada de la mitología de estos personajes. Todo es divertido, claro; un homenaje a las novelas juveniles realizadas por el todavía importante Stephen Summers. Para ver con chicos y divertirse a lo bestia.

Dos que fueron éxito y que es muy frecuente que nadie sepa dónde están. Una es el gran thriller ganador de cinco Oscar (los principales: película, actor, actriz, guión adaptado y dirección) El silencio de los inocentes, que es mucho más que la relación entre una agente del FBI y un asesino serial para atrapar a otro asesino, sino una reflexión mordaz sobre el rol de la mujer en las instituciones y, sobre todo, cómo es vista. Y la otra, que también incluye comentarios sociales muy ácidos respecto de lo femenino, es Vestida para matar, gran éxito de Brian De Palma donde una prostituta es inculpada -y testigo- de un crimen. Don De Palma además habla del cine y de las mentiras de la puesta en escena y, si eso resulta poco, actúa Michael Caine.

Ahora que pasó por los cines la espectacular pero inane Twister, la original, esa donde Bill Paxton y Helen Hunt y Phillip Seymour Hoffman y Jamie Gertz se lanzaban a perseguir tornados surrealistas (y a mojarse, embarrarse, ensuciarse y salir volando) recupera su fuerza original. La diferencia básica es que queremos a los personajes de esta película sin villanos pero con un montón de locos por la ciencia. La dirigió Jan de Bont (que había hecho ese clásico menor con Keanu Reeves y Sandra Bullock Máxima velocidad) y ha ganado mucho con el paso del tiempo.

Otra que se volvió de culto es La Bruja (The Witch), opera prima de Robert Eggers, a quien (yo esperaría, pero hay quien no...) ya se ve como un autor a seguir. Es también la película que lanzó a la atención mundial a Anya Taylor-Joy. Lo interesante de este filme ambientado en el siglo XVII en las nacientes colonias estadounidenses es que genera un clima denso y peligroso con una economía de recursos notable. Poco a poco, esa familia que vive en el linde de un bosque se convierte en la presa de una presencia extraña, hasta la (increíble y bella) revelación final. Cómo hacer gran cine con dos mangos con cincuenta, es de esas que se recomiendan cada vez que se las ve pasar.

Y terminemos con una auténtica y escondida obra maestra del cine negro: Get the Gringo. Casi toda la acción transcurre en un pueblo-cárcel donde va a parar el chorro Mel Gibson, que tiene un objetivo: recuperar la guita que le sacaron al capturarlo y vengarse de un villano que lo persigue. En el medio se hace amigo de un pibito y su madre (que viven en el pueblo cárcel...) y decide vencer al capomafia que regentea esa especie de pueblo. No hay un segundo que no incluya una información útil al servicio del relato, lo que ya es mucho decir. La manera en que Mel pasa de ser un gringo sin nada a generar influencia en la cárcel es límpida, perfectamente creíble de principio a fin. Y aunque la comedia tiene su peso, la tensión del policial y el misterio de si se va a salir o no con la suya ("la suya" incluye un transplante de hígado, además) permanecen hasta el fotograma final. Y Mel está diez puntos. Como casi siempre, diga la barbaridad que diga cuando toma de más.

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