Falleció a los 88 años

Adiós a Donald Sutherland, maestro de la ironía y la emoción en el cine

Después de batallar años contra una enfermedad, el actor canadiense Donald Sutherlan falleció a los 88 en Los Angeles. Estrella de películas como M*A*S*H*, Casanova, Venecia Rojo Shocking, Klute, Los usurpadores de cuerpos y, más recientemente, villano de la serie Los juegos del hambre, marcó una época con su figura y su estilo.

ldesposito

Donald Sutherland falleció hoy a los 88 años. Su partida implica el cierre de una forma de actuar en el cine que no se parecía -para nada- ni al clacisismo de las estrellas primigenias, ni al "método" a veces sobrecargado del cine moderno. Era un iconoclasta como sus compinches de edad -Jack Nicholson, Elliott Gould, George Segal- que aportaron a la actuación en el cine un sesgo de ironía y ligereza que muchas veces los volvía impredecibles. Sutherland podía adaptarse a casi cualquier género y de hecho hizo de todo. En sí, visto tanto a través de su filmografía como de su forma de interpretar, fue un enorme comediante que no ejercía como tal. Algunas de las grandes películas contemporáneas brillaron más gracias a su presencia. No es exageración.

Su primer rol importante lo hizo en el clásico de acción Doce del patíbulo, donde tenía una sola línea de diálogo hasta que se hizo cargo de una secuencia que otro actor no quiso hacer (se trataba de imitar burlescamente a un general). Ese pequeño, intenso momento de la película hizo que se ganara uno de los protagónicos de la clásica comedia negra de Robert Altmann M*A*S*H*, sobre médicos de campaña durante la Guerra de Corea. Interpretó a "Hawkeye" Pierce, un cirujano absolutamente irónico, al lado de Gould, Tom Skerritt, Sally Kellerman y Robert Duvall. Su papel se volvió icónico y dio pie para que Alan Alda lo rehiciera para la serie televisiva con el mismo nombre (que fue, de paso, uno de los grandes clásicos de la pantalla chica). El éxito global y la proyección en Cannes del filme volvieron famoso a Sutherland y le dieron una carrera en ambos lados del atlántico. Al respecto, dicen que Sutherland tenía problemas con lo que le pedía Altmann, que usaba la improvisación. Pero Altmann lo recordaba como un gran improvisador: casi todos los momentos cómicos entre él y Gould fueron invento de los actores. Pocos años más tarde, deslumbraría como detective enamorado de una prostituta (Jane Fonda, ganadora del Oscar por este rol) en Klute, filme de suspenso de Alan Pakula.

En la imagen de Sutherland se combinaban una especie de indolencia desgarbada -su cuerpo alto, delgado, los enormes y redondos ojos celestes- y al mismo tiempo, una amenaza de ferocidad. Ambas se combinaron en algunas de las películas más irónicas de los primeros setenta, como la comedia bélica El botín de los valientes, con Clint Eastwood, donde encarnaba a una especie de hippie anacrónico que ayudaba, en plena Segunda Guerra Mundial, a robar un tesoro de lingotes de oro a un comando americano. Lo feroz, en la misma época, aparecía en dos películas notables realizadas para grandes autores en Italia. Una es Novecento, de Bernardo Bertolucci, junto a Robert De Niro y Gerard Depardieu, donde interpretaba al sádico jerarca fascista Attila. La otra es Casanova, de Federico Fellini, donde era el famoso escritor y amante. Fellini dijo de Sutherland que lo eligió "por esos ojos acuosos que recuerdan las aguas de Venecia". Prohibida por casi una década en la Argentina, fue una consolidación para el actor.

Antes había realizado uno de los mayores clásicos del cine de terror psicológico, la bella y terrible Venecia rojo shocking (en la Argentina se llamó así porque eran los años del "shock" de Susana Giménez y quedaba bien: la película se llama Don't Look Now, No mires ahora, igualito igualito), de Nicolas Roeg, coprotagonizada por Julie Christie y donde ambos eran una pareja cuya pequeña hija había muerto y realizan un viaje a esa ciudad (que parece signar al actor esos años) para intentar recuperarse del dolor. Lejos de eso, aparecen fantasmas y muerte. Gran película que por años fue cine de culto, hoy parece casi olvidada -y en la Argentina se estrenó con algunos minutos menos, dada la carga erótica de ciertas secuencias.

El otro fue la segunda (hay cuatro) versión del clásico Body Snatchers, Los invasores de cuerpo, a cargo en esa ocasión de Phillip Kaufmann. La película mostrana cómo ciertos seres extraterrestres creaban copias de los humanos y los suplantaban tras asesinarlos; Sutherland era el hombre que conocía la invasión y a quien nadie le creía. Su gesto final, en un grito ahogado y con el rostro deforme por el horror, se volvió icónico.

Comenzó luego los años ochenta con una película que, contra todos los pronósticos (compitió, nada menos, contra Apocalypse Now) se llevó varios Oscar y una nominación para Sutherland: el drama Gente como uno, que implicó el debut como director de Robert Redford. Fue el inicio de la carrera de Thimoty Hutton y la consagración de la comediante Mary Tyler-Moore como actriz dramática. Y fue un reinicio para la carrera de Sutherland, un cambio sutil -hacia un registro más realista y menos exuberante- de su trabajo.

Con el mismo talento y la misma convicción, podía aparecer en películas satíricas (Colegio de animales, clásico de John Landis, o la original Buffy, la cazavampiros) como en otras mucho más dramáticas. Es perfectamente recordable, e icónico, su rol como "X" en JFK, quizás la mejor película de Oliver Stone, donde en un monólogo de casi veinte minutos -de hecho es una película dentro de la película- cómo se habría gestado en lo más alto del Gobierno de los EE.UU. el asesinato de Kennedy. La parquedad de gestos, la sonrisa irónica, el uso perfecto de la voz y la inflexión convencen al espectador que ese relato -no avalado históricamente- es la verdad de lo ocurrido. Más que Stone, mérito de Sutherland (y un poco, también, de Kevin Costner, su partenaire en la secuencia).

A la hora de definirlo profesionalmente, podría decirse que Sutherland era un "trabajador incansable". Hizo de todo: desde dramas de época (la muy buena Orgullo y Prejuicio) hasta fantasías irónicas (la extraordinaria y algo secreta Poseídos, con Denzel Washington, del gran artesano Gregory Hoblit). Aunque en los 90 hizo una gran película mal vendida como Acoso sexual (Disclosure en el original) donde parecía que el núcleo dramático era que Demi Moore acosaba sexualmente a Michael Douglas. Sutherland era el jefe de ambos, el dueño de una empresa informática, y su personaje es bonachón, equilibrado, "normal" y el auténtico villano de la película, que es sobre la predatoria competencia en las grandes empresas, dirigida por Barry Levinson. Conviene reverla como el filme incorrecto y provocativo que realmente es, y disfrutar de la sonrisa poderosa de Sutherland.

Y entre otras películas poco vistas, porque así de miope es la distribución en la Argentina, conviene recordar su trabajo en Seis grados de separación, de Fred Schepisi, donde un joven Will Smith trata de engañar con su encanto a una pareja madura (extraordinarios Sutherland y Stockard Channing) y su mejor amigo (Ian McKellen: sí, el elenco es increíble). El filme sólo se vio en salas en pocos países (no aquí, claro, donde salió en video) y el dominio del drama por parte de Sutherland, que llega a un punto de ruptura con Channing, es fenomenal. Hay que buscarla porque es de los mejores dramas de los noventa. Sutherland se divertía, de paso, muchas veces, como en la genial Space Cowboys, de y con Clint Eastwood.

Pero como todo actor de hoy -y de ayer-, se lo va a recordar por un rol icónico y popular. Es rol, perfectamente actuado en cada una de sus apariciones, es el del sibilino, perverso, astuto Presidente Snow de la saga Los juegos del hambre. Todos los recursos -y todos los personajes- de Sutherland se concentran en esa serie, más allá de las virtudes y defectos que puedan tener tales películas (que además tuvieron siempre un elenco de notables). Snow no es un villano tan unidimensional, y finalmente resulta tener algo de razón. Para interpretar eso en una saga multimillonaria del cine popular de hoy, tan dado al efecto -no solo especial- inmediato, hay que ser un gran actor. Nadie puede negar que Sutherland lo fue. Como dijo en X su hijo -otro gran actor- Kiefer Sutherland, "sin importar lo bueno, malo u horrible de una película, hizo siempre lo que amaba y amaba lo que hacía; tuvo una vida bien vivida". Es así. Se lo va a extrañar.

 

 

 

 

Esta nota habla de:
Últimas noticias de Casanova