Recomendaciones

Cuatro grandes musicales de todo tipo en HBO Max

Con bailes y canciones se puede contar absolutamente todo. Aquí tenemos cuatro ejemplos para demostrarlo en la grilla de HBO Max: una biografía falsa, una de terror satírico, una historia del cine en el cine y una "de dibujitos" supuestamente familiar. Pasen, lean, canten y bailen.

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Cantando bajo la lluvia

Empecemos por un clásico que tiene todas las reglas del género: el cuento -los momentos en que la historia cambia- se narran con musicales, cantando y bailando. El resto es una película cómica sobre el paso del cine mudo al cine sonoro y lo mejor que tiene es que jamás resulta edulcorada, sino que contiene hasta el último plano un dejo de ironía que contrapesa el enorme espectáculo de colores y movimientos. Algunos momentos son una firme declaración en favor de la risa como remedio infalible.

Sing! ven y canta

Una gran película sobre la vocación musical y el sentido del espectáculo, realizada por los creadores de los Minions. Tiene un dejo a El show de los Muppets (sobre todo hacia el final), pero nunca deja de narrar con humor la historia de un empresario teatral en la mala que monta un concurso de canto para recuperar su teatro. Que sea una película de animación llena de animales es una parte de la broma: los momentos hilarantes y los tiernos se alternan sin que se caiga nunca en la puerilidad. Obviamente apta para todos los públicos posibles.

La tiendita del horror

Antes de revolucionar Disney con La Sirenita y La Bella y la Bestia, Howard Ashman y Alan Menken crearon este musical paródico basado en una película clase B de Roger Corman, que en el cine dirigió uno de los creadores de (cuándo no) Los Muppets -Frank Oz- y se llenó de comediantes de Saturday Night Live (vean a Bill Murray y el gran dentista sádico que interpreta Steve Martin). Al ritmo de melodías estilo Motown, es también un retrato social de los suburbios de una gran ciudad y una joya de humor negro.

Velvet Goldmine

Todd Haynes quería narrar la carrera de David Bowie, pero su guión venenoso hizo que el cantante dijera "no, gracias". Lo hizo igual y, copiando la estructura de El Ciudadano (y varios de sus trucos narrativos) mostró el auge y la caída del glam rock en Gran Bretaña. Una de las películas más originales de las últimas décadas, con tremendos trabajos de Jonathan Rhys-Meyers como el falso Bowie y un impresionante Ewan McGregor como el sucedáneo de Iggy Pop, más un Christian Bale perfecto.

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