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Historias de la historia para disfrutar en Netflix

El cine de ayer tiene muchísimo para ofrecer, pero las plataformas no lo consideran algo válido. Igual, con suerte, algo podemos encontrar. Aquí hay una seguidilla de películas de Netflix que, vistas en el orden propuesto, dan una mirada notable sobre la historia contemporánea. Y son todas buenísimas.

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Seamos sinceros: hay una enormísima cantidad de cine para ver, realizado en el pasado, que cuesta encontrar. Las razones son muchas (no es menor la "exclusividad" que generaron las plataformas), y es una pena porque el cine es de los pocos artes que pueden disfrutarse más allá del año en que se producen. De hecho, siempre vemos "la película de ayer", dado que los filmes llevan cuatro o cinco años de preparación y se estrenan uno o dos después de rodarse. En fin, en tren de buscar algunas películas que valen la pena, en Netflix aparecen varios clásicos ambientados en otros pasados. Y son todas muy buenas, así que las recomendamos aquí.

Empecemos por El último de los mohicanos, adaptación de la novela clásica de Fernimore Cooper. La particularidad de la versión (la más exitosa de las varias que se han realizado sobre la historia) consiste en contar con la dirección de Michael Mann -uno de los más importantes autores contemporáneos, creador de El informante, Fuego contra Fuego y Manhunter, además de las series División Miami e Historia del crimen- y tener como protagonista a Daniel Day-Lewis, probablemente en su único rol realmente épico. La historia transcurre en el Este de lo que aún no era los EE.UU. a mediados del siglo XVIII, cuando los franceses y los británicos entraron en guerra y los indios quedaron atrapados en una densa red de intrigas bélicas y políticas. El filme narra una historia de aventuras y romántica en un contexto histórico notable, y explica mucho de la historia americana. De toda América, dicho sea de paso.

Podemos seguir entonces con El campo de la gloria, la película que lanzó a la fama a Denzel Washington (que obtuvo aquí su primer Oscar) y al realizador especialista en temas bélicos y políticos Edward Zwick (El último samurai y Contra el enemigo son pruebas de su pericia en ese campo). El filme narra la historia de un batallón de soldados negros al mando de un blanco (Matthew Broderick) en plena Guerra de Secesión. No falta, dicho sea de paso, el gran Morgan Freeman. La película tiene un conflicto sólido y muestra sin declamaciones el contexto histórico y político de esa guerra. Y los momentos épicos son realmente épicos, llenos de emoción y acción bien filmada. Es otro nudo histórico de la América (en cierto sentido, también reflejo en la del Sur, donde hubo guerras civiles más o menos en la misma época) bien narrado.

La continuación podría ser, sin dudas, la obra maestra Silverado, de Lawrence Kasdan. Por un lado, es un relato coral donde varios personajes (interpretados por Kevin Kline, Kevin Costner, Scott Glenn y Danny Glover) interpretan varios arquetipos del western. Por otro lado, cuenta todos los conflictos que dieron origen a esos relatos (las luchas entre terratenientes ganaderos y granjeros a los que expoliaban con matones, corrupción de la ley en tierras sin ley, abusos, etcétera) y, por el otro, es un enorme entretenimiento realizado con generosidad hacia el espectador. Vendida en su época como "una de aventuras" más, la complejidad temática y la audacia formal de un relato coral pero perfectamente ensamblado la transformaron en un clásico.

Pasados a Gran Bretaña antes y después de la Segunda Guerra Mundial, vale la pena ver Lo que queda del día, muy probablemente la mejor película de James Ivory. Basada en una novela de Kazuo Ishiguro, narra dos historias que se vuelven inextricablemente una: el amor del ama de llaves de una gran residencia de la nobleza británica (Emma Thompson) por el jefe de la servidumbre (Anthony Hopkins) un hombre casi incapaz de demostrar la menor empatía. La casa es, antes de la guerra, el lugar de una conferencia entre nazis y británicos para evitar la guerra y, luego, la nueva propiedad de un rico estadounidense (gran trabajo de Christopher Reeve). Lo que queda del día es lo que queda, tras la tragedia universal, de un orden antiguo. La película es brillante y da para pensar.

Hay un conjunto de películas que hay que ver: Five Came Back-los filmes de referencia. Son las películas que George Stevens, John Ford, Frank Capra, William Wyler y John Husto realizaron como piezas de propaganda durante la Segunda Guerra Mundial. Van a ver el impresionante Campos de concentración nazis (el documento definitivo sobre el Holocausto), la grabación real de la batalla de Midway por Ford y Memphis Belle, historia de un bombardero (Wyler quedó sordo después de volar en él). Películas tremendas y muy difíciles de encontrar, casi la joya de Netflix (la serie también, de paso).

Y terminemos con lo que los Monty Python le hicieron a la mítica Inglaterra del Rey Arturo en Monty Python and the Holy Grial (acá de llamó Los caballeros de la mesa cuadrada). Contar un solo gag es imposible, pero presten atención a Arturo hablando con dos campesinos troskistas, a los caballos que no existen (hay una referencia en Barbie, lo confiesa la propia Greta Gerwig), o el puente que se pasa respondiendo preguntas mágicas. El final tiene que ver con que se quedaron sin presupuesto y es perfecto. Este escriba no para de reírse (tras ver mil veces la película) con el duelo de Arturo y el Caballero Negro. Como díría ese otro satirista llamado Stan Lee, nuff said.

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