Temas propios: coming of age con acento rioplatense
Se estrena en la Argentina la coproducción con Uruguay elegida por ese país para representarlo en los Oscar, Temas propios. La película, retrato de la relación entre un adolescente y su padre, tan adolescente como él, es un retrato con tintes biográficos del realizador Guillermo Rocamora, que habla de su película.
Este jueves se estrena en la Argentina Temas propios, película uruguaya coproducida con la Argentina, que fue elegida en Uruguay para representar a ese país en los Oscar. Protagonizada por Diego Cremonesi, Valeria Lois, Franco Rizzaro y Ángela Torres entre otros, cuenta la historia de una familia en crisis; mamá se separa, papá es un hombre de 45 años que quiere una revancha como músico, y los dos hijos adolescentes forman con él una banda. Bueno, eso y otras cosas más complejas y más humanas, y más musicales. En esta nota, el realizador Guillermo Rocamora, habla del filme, de su inspiración de cómo hacer una película "urugantina".
-¿De dónde surgió la idea de Temas propios?
-El origen del proyecto tiene que ver con una vivencia familiar. Cuando mis papás se separaron, mi hermano de 17 años tenía una banda; yo tenía doce. Y mi hermano invitó a tocar la batería en esa banda. Que respeta algunas cosas autobiográficas -mi papá tenía una banda cuando era joven, mi mamá también es profesora de inglés y daba clases en mi casa. Son personajes que conozco muy bien. Además está la relación de Manuel con su hermano menor, que es como la mía con mi hermano, así que es un poco un homenaje a ese vínculo.
-Hay una especie de competencia entre la adolescencia de los hijos y la tardía del padre...
-Creo que son dos adolescencias, sí. A mí me parece que lo que atraviesa Manuel (el hijo) socialmente está mejor visto y más aceptado, y engancha bastante porque todos tuvimos que pasar por eso de elegir qué hacer, elegir qué estudiar, siempre a una edad bastante temprana, me da la sensación. El sistema educativo hace eso, que uno esté obligado a elegir siendo demasiado chico. Pero lo que está viviendo César, el padre, también es para analizar. Creo que a César -por las charlas que tuve con el público- se lo juzga muy rápidamente. Pero significa mucho para Manuel: más allá de ser un padre adolescente o inmaduro es un padre que motiva mucho, el que le da a Manuel el empujón hacia la música. También se juzga mucho que él vuelva a tocar, que vuelva con esa pasión musical. Y para mí eso es medio injusto, porque creo que está bueno que a los cuarenta y pico quieras volver a hacer algo que hacías cuando eras joven y que lo puedas hacer, te puedas mandar. Me parece que hay algo de valentía en César y se le achaca nada más lo del "pendeviejo", digamos. Me parece que está bueno eso de salir a buscar los sueños siempre.
-¿Qué importancia tuvo para vos el hecho de coproducir con la Argentina?
-Para nosotros en Uruguay es siempre súper importante poder coproducir. Por un lado, por la cuestión financiera, pero además porque nos permite trabajar con elencos y técnicos argentinos, lo que nos abre un poco el panorama. Y a mí me interesaba que la película no fuera ni de Uruguay ni de acá; con Cremonesi siempre jodíamos que la película era "uruguatina", mitad uruguaya mitad argentina porque incluso en los diálogos y en los textos de los actores nos cuidamos de que no hubiera modismos de ningún lado demasiado marcado. Que estuviera siempre en un no lugar del Río de la Plata. Pero buscamos que la coproducción fuera parte de la puesta en escena, porque la historia no necesitaba ningún anclaje ni montevideano ni porteño, así que nos tomamos esa licencia de crear este lugar rioplatense que no es ninguno de los dos. Aunque sí, las locaciones son en Motevideo y me gusta que eso se note un poco.
-Es un coming of age doble.
-La película creo que es eso, la adolescencia está muy ligada al coming of age pero en este caso de los dos, creo que hay un poco eso en César también. A mí ese género me gusta porque siempre me interesan los personajes en un momento clave de la vida, y el coming of age encapsula aquel en el que tenés que tomar ciertas decisiones, que tenés que enfrenarte a ciertas cosas, y lo importantes es cómo sale de ahí el personaje. Es un momento de emancipación y crecimiento que permite poner en escena algunas crisis del personaje y de su entorno. A mí me gustaba que girase alrededor de esa tormenta familiar que están atravesando, y ver cómo esa familia en desorden acompañaba a Manuel en ese nuevo crecimiento o pasaje a la adultez. Una película que me gustó mucho es Lady Bird [la opera prima cmo realizadora de la responsable de Barbie, Greta Gerwig], y me gusta cómo atraviesa el personaje el momento y también los demás. Cuando alguien da un paso al frente, los demás tienen que dar un paso al costado, también se transforma su entorno.
-El tema también es la familia, en el fondo.
-El modelo de familia que se muestra es una todavía en construcción, en reforma. Porque conocemos las familias más clásicas o tradicionales, y conocemos las nuevas, las ensambladas. Pero acá hay que reconstruir, y todavía está muy en construcción. Ese momento familiar me parecía interesante porque cuando la familia se separa y se arma un nuevo orden, pasan cosas que quizás en otro momento no pasarían. Yo vengo de una generación en la que cuando los papás se separaban se dejaban de hablar y los hijos quedábamos medio rehenes de esa situación, llevando y trayendo mensajes de uno a otro. Por suerte creo que eso ha cambiado, y que hay una madurez más grande en las parejas que se separan, donde se preserva mucho lo vincular de los padres, y eso me interesa un montón, porque me parece que está bien: hay que preservar el amor, la familia sigue existiendo.