Hemos hablado varias veces del cine de terror, y hemos dicho que es una variante del cuento de hadas. El cuento de terror y el de hadas clásico (el de las compilaciones de los Hermanos Grimm, que redactaron historias tradicionales a su modo) nacieron como producto del romanticismo y tienen la misma raíz: la aparición de lo maravilloso, lo que no puede explicarse, en el mundo.

Lo que cambia entre hadas y fantasmas es una cuestión de grado: mientras que el cuento de hadas tiene un final feliz (porque su objetivo es mostrar cómo se reconstruye el mundo contra toda posibilidad), el de terror nos hace ver cómo el mal opera incluso de maneras misteriosas. Por eso, hoy vamos a recomendar películas de terror que pueden verse con chicos (digamos, de más de 8 años, por las dudas). De paso, ¿vieron lo que buscan en YouTube? Básicamente lo que vamos a recomendar es (y sí) un juego de niños. Y todo en la generosa grilla de HBO Max.

El teléfono negro es una gran película de Scott Derrickson, especialista en el género que también realizó alguna cosa más lúdica, como la primera Dr. Strange de Marvel. Aquí cuenta una especie de variación de la historia de Hansel y Gretel: un malvado que secuestra niños, un chico prisionero, una hermana con raros poderes que podría liberarlo y el teléfono del título donde viejas víctimas del monstruo le otorgan pistas a nuestro pequeño héroe. 

El teléfono negro, de Scott Derrickson

También hay niños, pero en este caso poseídos, en la bella El Conjuro 2 (no hay que ver la primera para entenderla). Realizada por James Wan (otro "terrorista" que hizo películas de superhéroes: es el responsable de la desaforada Aquaman), cuenta la aparición del diablo (o algo así) en la humilde familia de una trabajadora británica sola con niños.

El Conjuro 2, dirigida por James Wan

Pero es, además, la historia de amor de un matrimonio de exorcistas que incluye una de las secuencias más tiernas de los últimos años (Patrick Wilson cantando Can't help falling in love, de Elvis, en plena Navidad). Hay sustos y todo eso, claro que sí, pero también mucho más sobre una madre y el amor de familia.

Que es también lo que teje la trama del clásico absoluto Poltergeist, codirigida por Tobe Hooper y Steven Spielberg, con guión del hombre de Tiburón. No vamos a contar las idas y venidas de la producción (Spielberg estaba haciendo E.T.) sino que vamos a decir que se trata de una familia que se muda a una casa con fantasmas que, al principio, parecen solo una diversión hasta que raptan, televisor mediante, a la más chiquita de sus hijas.

Poltergeist, disponible en HBO Max.

Lo que sigue es terror en parte pero mucho más aventuras en busca de la niña perdida. Y un final en donde lo macabro abre las puertas totales hasta casi la sátira. Una joya de los años 80, mezcla de géneros a la que no le faltan humor ni juegos.

Y un par de años más tarde, Spielberg dirigió Gremlins, que podría definirse como una cruza de El show de los Muppets, Looney Tunes y La noche de los muertos vivos. Una dulce mascota llamada Gizmo da nacimiento accidental a miles de otras criaturas que representan su lado oscuro, monstruos con cara de dragón e intenciones non sanctas.

Gremlins, un clásico del cine de los ochenta.

En realidad cada gremlin representa un costado de la estupidez humana a límites de sátira absoluta, pero el salvajismo llega en varios momentos al humor negro desatado. Un cameo de Chuck Jones (el papá del Correcaminos y el Coyote) da la pauta de lo que intenta el gran Joe Dante: recuperar a través del horror el costado paródico de la fantasía. Clásico de clásicos. Su secuela de 1992 es mucho más ligera y cercana a los dibujos: de hecho, la presentan Porky y el Pato Lucas.

Y qué locura hermosa es Van Helsing, que además lleva a los chicos a las grandes novelas de aventuras del siglo XIX. Aquí la némesis de Drácula aún es joven y es un agente especial del Vaticano con armas rarísimas que se parece a un James Bond matamonstruos, interpretado (antes de ponerse en la piel de Wolverine) por un muy convencido Hugh Jackman.

Van Helsing, disponible en HBO Max.

Y entonces aparecen Drácula (que solo quiere ser papá, en serio), el monstruo de Frankenstein, el Hombre Lobo. Todo en una ensalada de aventuras que no carece de momentos tenebrosos, pero que apunta al puro goce juvenil de la acción.

Esto mismo pasaba en el dueto La Momia y La Momia regresa, ambas, como Van Helsing, de Stephen Sommers. La primera es "más terror", con su momia cadavérica "chupando" órganos vitales para volverse nuevamente humano. Pero este filme, que marcó el lanzamiento a la fama de los oscarizados Brendan Fraser y Rachel Weisz (ella es aquí una comediante extraordinaria y hermosa), se acerca mucho más a Indiana Jones, aunque recupera, a la hora de lo macabro, la artesanía del susto.

Brendan Fraser y su salto a la fama en La momia.

La segunda es mucho más cercana a Julio Verne, a la comedia de acción y al romance familiar, como a esas películas de aventuras de Disney de los '50. En cualquier caso, entretenidas opciones para disfrutar con y como chicos.